Tres vías que permiten crear cadenas de suministro competitivas y sostenibles

1920 1080 Revista RS Edición 95
Por: Ricardo García Valdés,  Director Nacional de Centros de Distribución en OXXO – México

Ingeniero Industrial y de Sistemas del Tecnológico de Monterrey. Master en Administración de Negocios de la EGADE. Cuenta con amplia experiencia en cadena de suministro, logística y en el área comercial. Actualmente es Director Nacional de Centros de Distribución para OXXO México, cadena de tiendas de conveniencia más grande del continente americano por número de sucursales.

Desde viajes al planeta Marte, que buscan una posible colonización, hasta la posibilidad de comprar prácticamente cualquier producto de una manera que hace algunos años parecía futurista, son algunas de las situaciones que vivimos en este momento único de la historia de la humanidad y que nos brindan la oportunidad de crear un mundo mejor. 

En este sentido, las “cadenas de suministro” han evolucionado de tal forma que es ahí donde considero que la sostenibilidad les da sentido y las habilita, haciendo que se cumpla un círculo virtuoso de triple generación de valor: ambiental, económico y social. 

La sostenibilidad en una organización, al igual que la seguridad de las personas en la misma, provocan que las actividades se hagan con sentido social, con eficiencia y con asertividad. Les comparto tres vías que hacen que una cadena de suministro sea competitiva y sostenible. Las primeras dos son más “tradicionales”, pero cada vez de mayor relevancia que vale la pena mencionar. 

La primera es la distribución de los alimentos. Seguramente han escuchado alguna vez que los alimentos que hoy se producen en el mundo bastarían para alimentar a toda la población. En América Latina, el 34 % de los alimentos que se producen se pierden o son desperdiciados. Más allá de lo contradictorio que nos parezca y si bien este es un hecho que duele, nos ilusiona poder seguir encontrando mejores maneras de lograr esta distribución consciente de los alimentos. En lo personal, tengo el privilegio de ser parte de una cadena de suministro que otorga productos a bancos de alimentos que los hacen llegar a donde más se necesitan. En 2020, canalizamos 1,240 toneladas de alimentos y productos, y gracias a la alianza estratégica con la Red de Bancos de Alimentos de México, llegamos a complementar la alimentación de más de 2 millones de personas. 

Pero no solo es el aprovechamiento de productos no comercializados lo que hace que una cadena de suministro sea más sostenible, sino todo lo que hay desde que se genera una orden de compra, como la disciplina en el manejo de los inventarios para generar pedidos adecuados, hasta la cultura de trabajo para cuidar cada producto, considerando que llegará hasta las manos de comunidades en situación de vulnerabilidad. Como ejemplo de lo anterior, he tenido el gusto de ver cómo las personas encargadas del manejo de alimentos en un centro de distribución han desarrollado mejores prácticas, como el Manejo Integral de Producto Perecedero (MIPP), gracias al cual, además de cumplir con las normas y estándares de calidad, al ser desarrollado por la propia operación, le da un mayor sentido.

La sostenibilidad en una organización, al igual que la seguridad de las personas en la misma, provocan que las actividades se hagan con sentido social, con eficiencia y con asertividad.

La segunda vía de sostenibilidad es el cuidado del planeta.  Aquí podemos enlistar algunas buenas prácticas que van desde la gestión integral de residuos, el aprovechamiento de nuevas tecnologías en vehículos más eficientes y menos contaminantes, hasta el mejor aprovechamiento de energía eléctrica en los mismos vehículos y en los centros de distribución. En esta misma carretera, les comparto algunas soluciones logísticas que prácticamente cualquier organización, independientemente del giro o tamaño, puede aprovechar para tener una cadena de suministro más eficiente. 

Una de estas soluciones, dependiendo del origen de los bienes a comercializar y de la localización de los clientes, es el “plan de red”: determinar en dónde es más eficiente ubicar una planta, un centro de distribución o algún nodo logístico. Otra forma de cuidar el mundo en que vivimos y lograr una mayor competitividad es realizar “co-logística”, en la que dos o más empresas comparten su infraestructura para generar una mayor escala. En lo personal me gusta más el término “co-something”, ya que este concepto no sólo aplica para la logística, sino para cualquier actividad que se pueda hacer de manera “co-ompartida” y en “co-olaboración”, para que el resultado genere mayor valor al sistema y mejor uso de los recursos. 

Otro concepto de eficiencia y sostenibilidad es el que evoluciona de la “manufactura esbelta” y se nombra “logística esbelta”, que se refiere a eliminar procesos que no generan valor. Algunos de los procesos que típicamente existen en una cadena de suministro y no generan valor tienen que ver con el tiempo de almacenamiento de los productos, transportar “aire” y la manipulación o aditivas al producto que no le dan un mayor valor a lo que recibe el consumidor. 

El tiempo que pasa el producto estático se puede mejorar con una mayor colaboración entre proveedor, productor y cliente para tener pronósticos más asertivos y disminuir la necesidad de inventarios de seguridad. El aire que se transporta al circular vehículos de carga con baja ocupación se puede disminuir desde los procesos de carga, “cubicando” de mejor manera los bienes a transportar y eliminando empaques excesivos, así como consolidando cargas de dos o más entidades. 

Por su parte, la “manipulación del producto”, como pasar las mercancías de un lugar a otro, así como conteos en la entrega-recepción también consumen recursos y no le generan valor al producto final. En este rubro, la configuración de los almacenes para eficientar recorridos, así como las entregas a confianza se convierten en parte fundamental en el camino a disminuir procesos que no generan valor. 

El tercer elemento que genera una cadena de suministro sostenible, y que en lo personal me apasiona porque no solo se aplica a las cadenas de valor, sino que es una forma de vida, es esto mismo, ser sostenible como filosofía de vida. Cuidar los recursos naturales tanto en las organizaciones como en nuestra vida personal.  Ocupar nuestro tiempo de manera productiva, vivir de una manera sencilla y buscar la simplicidad de nuestras interacciones con el entorno. 

Considero que cuando las organizaciones que buscan la eficiencia y cuidado de los recursos llegan a momentos como el que estamos atravesando en todo el mundo – en donde ya es vital ser sostenible–, son las empresas que se adaptan más rápido, sobreviven y logran tener en su “ADN” ese espíritu de supervivencia en cohabitación con el medio que les rodea. Esto sin duda habilita su evolución. 

Tengo dos hijos en edad escolar y me ilusiona ver cómo son responsables con el cuidado del planeta, de los animales y tienen un alto grado de conciencia hacia el medio ambiente. Esto me motiva a seguir trabajando cada día con la esperanza de que las nuevas generaciones podrán ser mejores que las actuales para el cuidado sostenible de nuestro planeta. Así es como invito a cada uno de ustedes a buscar la sostenibilidad como forma de vida. Ya sea que lo hagan por hacer de sus organizaciones más sostenibles, por sus seres queridos o porque cada uno es parte de este mundo que se interrelaciona cada vez más. Lo que es claro es que debemos hacerlo como parte de la evolución como humanidad.

1 comentario
  • Gracias y felicidades por el artículo, sin duda una gran reflexión de como ser sostenibles siendo responsables con la naturaleza, para dejar un mundo mejor y duradero para nuestras próximas generaciones y como aprovechar al máximo los recursos que tenemos actualmente.

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