Por: Andrés H. González D. Experto en Abastecimiento.
Estratega de operaciones de negocio, trabaja con profesionales de abastecimiento, finanzas y tecnología para ayudar a las empresas a innovar modelos de negocio, fortalecer la excelencia operacional y expandir sus mercados. Después de pasar cerca de una década trabajando como Gerente Corporativo de Abastecimiento Estratégico y de Planeación y Nuevos Negocios para empresas multinacionales, Andrés conoce qué se reconoce como práctica de clase mundial. Además ha sido profesor universitario en programas de alta gerencia y conferencista internacional.
Ahora que los clientes y usuarios están más empoderados, es necesario que las empresas evolucionen la noción de que solo basta con cumplir la legislación y generar utilidades para los inversionistas y asuman el desafío de comprometerse con las respuestas esperadas a los estándares éticos, ambientales y sociales que se demandan.
El primer reto para ello está en la cuantificación del valor generado y distribuido a lo largo de la cadena de negocio en general y, en particular, a la sociedad; especialmente en su reporte dentro de los resultados financieros.
Aunque el impacto positivo que cada empresa hace es muy particular y constituye su propia huella, se puede decir que, en líneas generales, el valor que aporta una empresa se mide en términos de:
- Fomento de la diversidad, transparencia pública, justicia, clima laboral y equidad.
- Responsabilidad tributaria y contribución al Estado.
- Sostenibilidad financiera, con eficiencia en la gestión de ingresos, costos, gastos e inversiones para el logro de sus objetivos y distribución razonable de utilidades.
- Aportes a la comunidad y al medioambiente, que incluyen voluntariados, donaciones, gestión de recursos naturales, huella de carbono, etc.
Un segundo reto es el de transformar el P&G en una demostración del valor agregado a la comunidad y de cómo se distribuye; una transformación hacia la Huella de Valor para que se pondere el valor humano en los negocios.
La Huella de Valor complementa al Balance General, Estado de Resultados, y Flujos de Caja. Se presenta así como el Cuarto Estado Financiero y se justifica en el valor de medir el valor que se genera y que se distribuye. Un tercer aspecto de este reto es entonces que el valor agregado generado sea igual al valor agregado distribuido.
La invitación es a que las empresas comiencen a revelar lo que realmente le interesa a la sociedad y que animen a su cadena de suministro para que hagan visible cómo se trata a su gente, cómo se distribuye su ingreso, cuánto empleo provee, cuánto contribuye en impuestos, etc.
Se promueve entonces un círculo virtuoso que mejora mutuamente el desempeño individual y colectivo en lo económico y en lo social, con cuidado al planeta, entendiendo que las empresas ya no solo deben minimizar su impacto social y ambiental, sino que deben planear cómo impactar en positivo. Por ejemplo, en lo ambiental, haciendo énfasis con preferencia al medio ambiente local, considerando el ciclo de vida completo del producto, preocupándose más por la capacidad de los ecosistemas para seguir proveyendo bienes y servicios y, en lo social, asegurando la ética en las relaciones con los empleados, proveedores, contratistas y comunidad, buscando su desarrollo a través de educación y entrenamiento.
Surge así un cuarto reto en torno al desafío planteado: diseñar una estrategia destinada a que la sostenibilidad sea una forma de vida en la empresa. Esto es crítico no solo para conquistar clientes, sino para atraer talento “verde”, a nivel de colaboradores, proveedores y contratistas, que será productivo porque tiene otro interés más allá del económico.
Hoy se busca crear cadenas de suministro coordinadas a través de la integración voluntaria de aspectos ESG con sistemas inter-organizacionales medulares de negocio, diseñadas para manejar con eficiencia y efectividad los recursos, la información y los flujos de capital asociados al abastecimiento, producción y distribución de los productos y satisfacer, a su vez, los requerimientos de los grupos de interés y mejorar la rentabilidad, la competitividad y la resiliencia de la organización en el corto y en el largo plazo.
Es más, la economía circular se ha convertido en algo de gran importancia y ya se ha incorporado el concepto de Cadenas de Suministro Circulares.
Hay consenso en el mundo empresarial y académico de que estamos en la etapa inicial del mayor proceso de transformación económica de la historia de la humanidad. Y ya hay propuestas que se estudian a nivel internacional para lograr una estandarización de la metodología con la que las empresas deberían informar su Huella de Valor, con esquemas de calificación globalmente aceptados que sirvan como herramienta para saber qué empresas son sostenibles.
Así pues, el quinto reto es dar este primer paso para que haya una mirada distinta y creíble de la sociedad sobre la empresa y de ésta sobre ella misma.
BIBLIOGRAFÍA
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