Por: Juliana Vega Vallejo, Psicóloga y Fundadora del Centro de Formación y Desarrollo IKIGAI
Psicóloga. Conferencista y Escritora con especialización en Comunicación Organizacional de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Con experiencia de 12 años en empresas nacionales y multinacionales trabajando de la mano con equipos de alto desempeño. Creadora y Fundadora del Centro de Formación y Desarrollo IKIGAI, donde desarrolla entrenamientos, mentorías y conferencias enfocadas en habilidades blandas. Escritora del libro «Tengo una corazonada», en compañía de su padre cardiólogo Rodolfo Vega.
En mi profunda credibilidad por el potencial en el ser humano y en la insaciable vocación como psicóloga por desarrollar y acompañar a otros a encontrar ese sentido de vida; pero no cualquiera, si no uno real, llegué yo a IKIGAI. Ese sentido de vida que está provocado por preguntas profundas, alineado a las motivaciones, características de cada uno de nosotros, nuestros miedos y ganas de servir para entregar nuestros dones a los demás. La idea es que sea tan fuerte que logre movernos como cohetes y nos soporte en los peores momentos de vulnerabilidad. Tener ganas de vivir. Es lo que esconde un concepto denominado ikigai, que podría traducirse como “razón de ser”.
Si somos capaces de encontrar nuestro rol, todo será más fácil y placentero. Fácil, porque ejercitaremos nuestras capacidades más afinadas; placentero, porque nos divertiremos haciéndolo.
Ikigai es una palabra japonesa que significa “el valor de la vida”, “lo que nos da sentido”, o lo que nos hace levantar de la cama motivados a vivir. Le entrega sentido a nuestra vida y nos proporciona una actitud de hacer las cosas con ganas, desde el corazón.
¿No les parece apasionante? Es como esa pila en el corazón que nos llama a querer vivir, y, no de cualquier manera, es hacerlo con alegría. Vivir y sentirnos plenos; es la mezcla perfecta entre la realización como seres humanos y servirle a los demás. Se convierte como en esa flecha que nos dicta el camino por el cual podemos recorrer nuestra vida, siendo esta más satisfactoria.
Esta palabra se volvió muy reconocida en el mundo gracias a una de las islas japonesas con mayor cantidad de personas longevas, con 100 años o más. Por supuesto, se ha generado mucha curiosidad que ha llevado a personas de todos los campos profesionales a realizar investigaciones de donde surgen muchas respuestas. Pero, hay una en común: IKIGAI.
Los centenarios en su mayoría dicen tener una razón de vida, los satisface pararse a cumplir ese propósito. Lo interesante del tema es que cada cual lo elige, es un tema profundo y subjetivo, no es el mismo ni será jamás igual al otro. Unos dicen que es su pesca, otros sus hijos, nietos, el atardecer, el café de la mañana, su casa, las montañas, su pareja, etc.
¿Por qué les hablo entonces de esto? ¿Para qué los invito a ir en busca de su propio Ikigai?
Fíjense, vivimos en una época supremamente veloz; la globalización, la tecnología, el relacionamiento competitivo. En fin, son muchos los aspectos que nos retan a perdernos en el camino. Qué mejor que tener una guía en el corazón y en la vida, que nos proporcione estabilidad y conocimiento sobre nuestro ser y cómo podemos trascender con quienes somos en el mundo.
Quiero entonces recomendarles los siguientes puntos de partida para encontrar su propio IKIGAI:
- Ir a lo más profundo de nuestro ser. Comenzar una búsqueda incesante y paciente, de autoconocimiento como fuente principal de todo. Si no sabes por dónde empezar busca ayuda de expertos: psicólogos, mentores, coaches, terapeutas holísticos, etc. A partir de herramientas superpoderosas podrás ir más allá de lo esperado.
- Ten en cuenta que al vivir esto no encontrarás respuestas matemáticas, respuestas exactas. Es un proceso mucho más intuitivo; requiere de tu tiempo, dedicación, paciencia y compasión.
- Permitirte salir de tu zona de confort, ya que debes salirte del rumbo veloz que emprendiste para hacer altos en el camino y dedicarte a disfrutar de momentos aparentemente inútiles, sin sentido. ¡Volver a lo básico!
- En busca de tu IKIGAI debes permitir que todos tus sentidos se expandan, se potencialicen. Permitirte experimentar el detalle de las cosas y convertirlas en un hábito, que permanezcan en tu día a día sin excusa. Ej: perderte en un paisaje, el olor del café de la mañana, tu alimento favorito, el abrazo de tus seres queridos, brincar como niño chiquito, en fin…
- Conectarte con la naturaleza.
- Sentir el placer de lo “pequeño” y de los instantes que lo rodean.
- Conectarte con tu cuerpo y sus señales.
- Soltar máscaras.
- Replantear creencias y dictámenes que hoy dirigen tu vida de manera consciente o inconsciente.
Permitirle a tu corazón el timón del barco de la vida. Escuchando esas corazonadas llegarás y disfrutarás del puerto de tu vida, el único que hace sentido para ti.
Entonces, ¿qué esperas?
Te invito a que disfrutes este camino de la curiosidad, de encontrarte con lo más hermoso de la vida: ¡Tu IKIGAI! Y poder compartirlo con otros.