A raíz de la pandemia, escuchamos una cantidad de palabras precedidas con el prefijo re: repensarse, re(estructurar), reinventarse, entre otras. Las usamos (o rehusamos) como si fuera solución a las nuevas adversidades que nos acogen (o aquejan); es cierto, la incertidumbre aún está entre nosotros aunque, como buenos seres humanos que tropiezan con la misma piedra (más de una vez), vamos tomando confianza con la Covid y mermando los protocolos de cuidado.
Este periodo ha sido muy importante para nuestras vidas (para bien –en algunos casos- o para mal, en muchos otros). Pocas generaciones han tenido que vivirlo de la manera como nos correspondió hacerlo: nos frenaron el ritmo desaforado (en todas sus acepciones) que nos venía imponiendo la búsqueda del éxito social y económico. Pare y punto. Nada más: parar!
Pensábamos que detenerse no se podía… y se pudo. La velocidad se redujo a lo mínimo vital para sobrevivir frente a un desconcierto absoluto ante las circunstancias por venir, y nos dimos cuenta que existía algo más allá de la rutina que nos acosaba y carcomía nuestro tiempo. Tuvimos el lapso para reflexionar y revisar qué realmente era para nosotros importante y para muchos fueron inmensos descubrimientos.
La pandemia nos hizo valorar la vida como es… simple, clara y honesta. No podíamos acudir a las palancas del poder para protegernos (al principio, sin soluciones, la sociedad se volvió simétrica: no importaba si teníamos más o menos que otros). El temor fue el mismo: tuvimos que encerrarnos y protegernos de algo que nos demoramos en entender… y del que aún se desconoce mucho…
¿Y ahora? Reinventarnos. Repetirnos o cambiarnos. Creo más en lo segundo. Los cambios son inmensas oportunidades de (re)tomar nuevas decisiones. Un excelente momento de revisarnos al interior de nuestro ser para buscar (y rebuscar) nuevas cosas. Elementos que tenemos y que sumen y aporten a todos.
Se (re)quiere una sociedad diferente: más trascendente, humana, responsable y colaborativa. Una (re)visión de nuestro rol durante nuestra existencia. Dejar huella… un objetivo de todas las generaciones… pero para ello se requiere (re)generarnos como especie. ¡Gran reto!