Con el propósito de avanzar hacia un modelo de negocio sostenible, que reduzca el impacto al medio ambiente y optimice los productos agrícolas, Corteva Agriscience anuncia la puesta en marcha de una innovadora planta de tratamiento de aguas residuales en el departamento del Atlántico, justo un año después de haber presentado sus 14 metas globales de sostenibilidad al 2030, orientadas a generar un efecto positivo en el agricultor, en la tierra, en las comunidades y en sus operaciones, impulsando una agricultura cada vez más responsable.
La moderna infraestructura, construida dentro de la planta de producción de insumos agrícolas de la compañía en el municipio de Soledad, se constituye en una mega obra para Colombia, que requirió una inversión de 40.000 millones de pesos y adopta tecnología avanzada para realizar procesos biológicos y químicos que permitirán sanear las descargas de aguas industriales generadas por el propio proceso de manufactura, preservando el ecosistema del río Magdalena, en beneficio de los habitantes de la región.
El diseño de esta gran obra se basó en el modelo de una planta de Corteva en China, que fue adaptado a las condiciones de la costa colombiana desde el punto de vista conceptual, con algunas modificaciones, teniendo en cuenta el clima y otros factores de la zona.
La planta, cuya fase físico-química ya está en operación, espera entrar en total funcionamiento en el último trimestre de este año. Además, fue considerada por Colciencias (ahora Ministerio de Ciencia), como un proyecto innovador para la región, gracias al uso de equipos de tecnología no convencional para el tratamiento de aguas residuales de facilidades agroquímicas, herramienta de predicción basada en Big Data, entre otros factores que hicieron posible que este proyecto, presentado en alianza con la Universidad del Norte, recibiera una calificación de 100/100 y 10 puntos adicionales por su contribución con tres de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Huella con impacto social
En las plantas de producción de Corteva en Soledad-Atlántico y en Cartagena el trabajo con las comunidades -uno de los cuatro pilares de la estrategia global de sostenibilidad- cobra especial importancia. Por eso, la compañía se ha propuesto sumar un millón de horas de voluntariado al 2030, a través de diferentes iniciativas orientadas a empoderar a la mujer, capacitar a los jóvenes e involucrar a las comunidades.
De la mano de aliados como Fundación Traso, Actuar Famiempresas y United Way Colombia, la empresa trabaja en programas de agricultura sostenible (enfocados en buenas prácticas agrícolas y educación ambiental), fortalecimiento a madres comunitarias, liderazgo femenino, desarrollo de pensamiento científico en jóvenes y niños, apoyo a la educación básica para aumentar el índice de escolaridad y a la formación universitaria (Becas Boomerang). A la fecha, se han beneficiado 1.780 personas de 14 comunidades.