Cadenas de suministro competitivas y sostenibles en la industria cosmética

1920 1080 Revista RS Edición 95
Por: José Rosales, Director Corporativo de Planeamiento en Yanbal International – Perú

SMC, MBA ESAN-Incae. Ingeniero industrial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, especializado en los procesos e implementación de proyectos de mejora continua de la cadena de suministro. Project Manager de ERP SAP en Perú, Colombia, Ecuador, USA y Bolivia. Actualmente se desempeña como Director Corporativo de Planeamiento en Yanbal International, siendo responsable del suministro de materiales a las plantas de Colombia, Ecuador y Perú.

Obligación global N° 1: Practique la sostenibilidad extrema y ubicua, sin excusas; no hay ni un minuto para perder. Debería ser parte de prácticamente todas las decisiones. “La sostenibilidad es lo correcto, lo inteligente, lo rentable». Tom Peters – WOBI 2020.

Hablar de sostenibilidad en una región como Latinoamérica, resulta entrar en un terreno totalmente retador. Sin duda, existen industrias que tienen mejores condiciones para desarrollar e implementar estrategias de sostenibilidad: la alimentaria es un claro ejemplo. Sin embargo, tenemos factores o restricciones importantes para alcanzar el objetivo, y entre las cuales quisiera destacar:

  1. Industria de recolección de residuos,
  2. Cadenas colaborativas.
  3. Analytics
  4. Diseño sostenible
  5. Comportamiento del consumidor

La industria cosmética, y en particular la que vende por catálogos (venta directa), no es ajena a estas restricciones; más bien, el alcance que tiene su red de proveedores, pero también de clientes y consumidores, la coloca en una posición relevante para promover y contagiar el crecimiento de sistemas sostenibles. 

Según CB Insights, la industria de belleza y cuidado personal, hacia el 2023, superará la cifra de 800 mil millones de USD, lo cual representa un incremento del 50 % con respecto a lo logrado en el 2017. 

Por otro lado, el número de consultoras, como se denomina a la fuerza de ventas en la industria de venta directa de cosméticos, supera los 2 millones de personas (Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia).

No menos importante es el número de proveedores relacionados directa e indirectamente con las empresas fabricantes de cosméticos para venta directa, y entre las cuales se encuentran fabricantes de envases de plástico (PET, polipropilenos, polietilenos, etc.), vidrio, cartón, aluminio y materias primas (activos, emulsionantes, preservantes, colorantes, tensoactivos, fragancias, etc.).

Podemos reafirmar entonces, la importancia que tiene el involucramiento y participación directa de esta industria en el desarrollo de sistemas sostenibles, que no solo tenga impacto en su campo de influencia, sino que genere inercia en los diferentes sectores industriales.

Guillermo de Juan, vicepresidente de GSK España, durante el Forbes Summit Sustainability 2020 señaló: “Pasamos de la conciencia sostenible a la acción sostenible, integrándola a la estrategia de la compañía”

Nuestra propuesta, para eliminar las restricciones son las siguientes:

1. Industria de recolección de residuos

La industria cosmética en la región utiliza más de 20 mil toneladas de materiales, entre envase de vidrio, plástico, PET, cartulina, etc. Es una cantidad importante para considerar, teniendo en cuenta que el % de uso de estos materiales, en caso se lograra recuperar, puede alcanzar hasta el 20 %, dependiendo del tipo de material.

La principal tarea consiste en la logística de recolección de estos materiales, dado que están en poder del consumidor final. Podemos considerar varias alternativas:

  • Recolección directa en el consumidor.
  • Recolección en hubs definidos por la empresa (puntos de acopio, propios, o tercerizados, etc.).

Sin embargo, si el enfoque de esta iniciativa es financiero, lo más probable es que descartemos cualquier opción. No perdamos de vista que las cadenas de suministro son generadores de gasto; y, por lo tanto, siempre estamos abocados a la reducción de costos, que es nuestro aporte a la rentabilidad. ¿Y, entonces?

Si la empresa asume su rol protagónico en el desarrollo de la sostenibilidad en su país y la región, debe tener claro que, como todo proyecto, tendremos un plazo de recuperación, y que el beneficio estará asociado al desempeño de las ventas, pero también a intangibles como la imagen de la empresa y sus marcas; lo cual, de cara a la valoración que le dan los consumidores termina siendo muy relevante.

Si entramos en detalle del proceso logístico de recolección y reciclaje o re uso de los materiales, nos encontraremos con otros retos interesantes:

¿Sólo debemos recolectar materiales relacionados a nuestra marca o empresa? ¿Cómo transportamos estos residuos y hacia dónde? Los productos se venden en todo el país, lo cual propone retos logísticos importantes. Si queremos responder estas preguntas desde nuestra posición individual, nos encontraremos con pocas respuestas alentadoras. 

2. Cadenas colaborativas

El concepto de colaboración, con marcos de referencia como el CPFR (Collaborative, Planning, Forecasting and Replenishment), están extendidos en varias industrias, aunque no necesariamente con el éxito que avizora la teoría, pero esta discusión puede ser motivo de otra conversación. Lo que considero rescatable es la variable Collaborative: Colaboración.

Son los proveedores; y en particular, los de material de empaque; quienes, ya sea por el incremento de la demanda, o por la normativa que se viene implementando para el uso de material post consumo en los procesos productivos (en particular el plástico, cartón y vidrio), los primeros de la lista de interesados en la iniciativa de implementar un proceso de recolección, tratamiento y almacenamiento de material reciclado, en conjunto con sus clientes. 

En perspectiva, esta cadena debe integrar a los proveedores, fabricantes de productos cosméticos, consultoras y cliente final (caso venta directa).

La creación de esta cadena, con seguridad, nos traerá no solo el resultado esperado de garantizar volúmenes; sino que además generará propuestas adicionales sobre los materiales a recolectar y usos que pueden darse a los mismos.

3. Analytics

Las cadenas de suministro tenemos la obligación, y exigencia, de gestionar con base a indicadores. El reto de la colección y análisis de datos se debe extender a los esfuerzos por crear sistemas sostenibles. Y más aún, si consideramos que el sistema está compuesto por diversas empresas, y de diferentes sectores. La integración y procesamiento de la información, para dar paso al análisis, será clave para soportar la identificación de oportunidades y toma de decisiones.

4. Diseño sostenible

En la industria cosmética, el empaque juega un rol importante para lograr acceder al consumidor. De hecho, existen premios a los diseños de empaques, como Pentawards, que tiene varias categorías de premiación, entre ellas Diseño Sostenible. El objetivo es promover diseños que reduzcan el impacto medioambiental, y que no solo tienen un alcance en el uso de materiales, sino también en el modo de uso durante el proceso de fabricación y envasado de los productos. El aporte del diseño en la reducción de mermas, por ejemplo, es de suma importancia para el logro del objetivo.

5. Comportamiento del consumidor

De acuerdo a un informe de Quantis, las principales afirmaciones que influencian la compra de cosméticos son:

  • 78 % busca envases sin plástico
  • 76 % quiere Sostenible / hecho de recursos renovables
  • 75 % busca Recargable / embalaje reutilizable
  • 69 % está influenciado por Huella de carbono reducida
  • 65 % se preocupa por Huella hídrica reducida

El impulso y, por qué no, presión que ejerce el consumidor con sus requerimientos, serán los principales motores para el desarrollo de los sistemas sostenibles.

La importancia de incluir el desarrollo sostenible como parte de la estrategia de las empresas nos debe llevar a actuar oportunamente, es decir, HOY; y aceptar que la valoración de los resultados, o payback si lo queremos ver como un proyecto, va más allá de resultados financieros, puesto que no solo es atender las nuevas demandas del consumidor, sino, y no menos importante, garantizar recursos para las nuevas generaciones.