Por: Natalia Posada Peña, Global Head of People Analytics, The Adecco Group – España
Administradora de Empresas de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Con más de 15 años de experiencia en diversas regiones del mundo, 10 de los cuales se ha desempeñado como líder en el área de People Analytics. Actualmente es directora de People Analytics para el grupo Adecco, aportando con su trabajo la información necesaria para el diseño de las diferentes iniciativas globales de Recursos Humanos.
Al iniciar el 2020, difícilmente imaginábamos los retos a los que nos enfrentaríamos de cara al COVID 19, y aún menos, imaginábamos los cambios que esta crisis traería en los modelos de trabajo.
Las prioridades de las áreas de recursos humanos han dado un giro en los últimos 18 meses. Rápidamente, hemos pasado de priorizar temas como la productividad, a incluir en la lista de prioridades argumentos como, nuevas maneras de reenfocar la cultura organizacional, la salud mental y la colaboración entre empleados.
Nuevas políticas de talento deberán ser hoy el centro de atención de las organizaciones que quieran integrar sus estrategias de sostenibilidad corporativa con el área de recursos humanos. Estas nuevas políticas permitirán garantizar a corto, mediano y largo plazo la empleabilidad y bienestar de las presentes y próximas generaciones.
En los dos últimos años se ha hecho evidente la inminente necesidad de integrar prácticas que garanticen el bienestar físico, mental y social de los trabajadores. Estas nuevas prácticas se deben incorporar a través de diversos modelos de trabajo híbrido y flexibilidad laboral, reconociendo que un solo modelo de trabajo no se adapta a todos. Ahora más que nunca, las compañías necesitan adaptarse rápidamente a esta nueva transformación, haciendo hincapié en cómo priorizar las actividades que generan valor, pero gestionando siempre el bienestar de los colaboradores.
Se viene reconociendo, a nivel mundial, la importancia de implementar políticas de trabajo que se adapten a estos nuevos modelos, que derivarán en un ambiente de trabajo positivo, inclusivo y saludable.
Los trabajadores están preparados para el trabajo híbrido, en donde se establezca un balance saludable entre la vida profesional y la vida personal. Se busca flexibilidad al momento de elegir dónde y cuándo realizar el trabajo. Es responsabilidad de las organizaciones permitir esta flexibilidad, preparar a los líderes para manejar equipos de manera híbrida y ofrecer todos los recursos tecnológicos necesarios para el buen desempeño de los trabajadores.
Para que un modelo híbrido tenga buenos resultados, es indispensable promover una cultura organizacional basada en resultados, en conjunto con una planeación del trabajo en equipo, en donde haya acuerdos en la manera en la que se elige trabajar, según las posibilidades del rol que se desempeña. Se debe trabajar en pro de una gestión del rendimiento basada en objetivos claros y medibles, con acuerdos de trabajo que favorezcan esta cultura.
Las organizaciones deben trabajar en una efectiva comunicación de la estrategia y los objetivos organizacionales, para que así, los líderes de equipos puedan establecer los objetivos específicos de sus colaboradores, y estos mismos tengan claridad sobre el impacto de su trabajo en el logro de los objetivos comunes.
Para que un modelo híbrido tenga buenos resultados, es indispensable promover una cultura organizacional basada en resultados, en conjunto con una planeación del trabajo en equipo, en donde haya acuerdos en la manera en la que se elige trabajar, según las posibilidades del rol que se desempeña.
Es crítico reenfocar la manera de trabajo hacia un modelo ágil, en donde el comportamiento de los dirigentes sea un ejemplo, brindando oportunidades de crecimiento y aprendizaje que rápidamente se adapten a las necesidades. Existe una creciente demanda de líderes que demuestren empatía y actitud de apoyo, y a su vez, estos requieren soporte por parte de las organizaciones para adaptarse a estas nuevas demandas.
La colaboración es un factor fundamental para asegurar la integración de todos los empleados en estos nuevos modelos. Trabajar en ambientes físicos y herramientas de trabajo que promuevan condiciones de trabajo híbrido es esencial. Hay que rediseñar incluyendo a quienes están físicamente presentes y quienes están conectados en remoto.
Las organizaciones deben incluir en sus prácticas la capacitación en nuevas tecnologías digitales, y ofrecer oportunidades laborales que permitan el crecimiento y desarrollo continuo de los empleados en un entorno de constante cambio. Para garantizar la empleabilidad, es indispensable invertir en el desarrollo de nuevos conjuntos de habilidades.
La medición constante de la percepción de los empleados sobre los esfuerzos que la empresa realiza para ayudarlos a lidiar con el estrés, y mantenerse mental, física y socialmente saludable, debe estar incluida dentro de las nuevas prácticas de recursos humanos. Acciones concretas basadas en estos resultados deben implementarse y reevaluarse frecuentemente. Es probable que priorizar la salud y el bienestar signifique cambios en la cultura organizacional, y es indispensable que se identifiquen adecuadamente a través de una activa escucha del empleado.
Por encima de todo lo anterior, es preciso que las organizaciones ahonden esfuerzos en preparar a sus líderes en el abordaje de temas de salud física y mental, que les permitan trabajar en estrategias efectivas de reducción del agotamiento, y distribución de las cargas de trabajo. A nivel organizacional, la cultura debe estar encaminada a promover un diálogo abierto, transparente y continuo sobre el bienestar general de los empleados.
Es preciso que las organizaciones ahonden esfuerzos en preparar a sus líderes en el abordaje de temas de salud física y mental, que les permitan trabajar en estrategias efectivas de reducción del agotamiento, y distribución de las cargas de trabajo.