Por: Diego Posada, Human Resources & HSEQ Corporate Director, Redecol Holding – Colombia
Ingeniero Industrial. MBA. Magister en Asesoría Personal y Familiar y Especialista en Gerencia de la Seguridad y Salud en el Trabajo. Trayectoria de 17 años sirviendo desde el área de Gestión del Talento Humano en compañías de diversos sectores de la economía tales como: Minería, Oil&Gas, Servicios, Educación, Salud, IT entre otros. Actualmente lidera cambios y procesos que impactan las diferentes áreas de la organización desde la Gestión del Talento, en el sector de la educación.
“El 100% de los clientes son personas. El 100% de los empleados son personas. Si no entienden a las personas, no entienden el negocio”. -Simon Sinek.
A partir de lo que dice Simon Sinek, podemos entender que a medida que el ser humano se enfrenta a diferentes situaciones evoluciona, y de la misma forma lo hacen las empresas. Es así como los modelos híbridos de trabajo -entendidos como aquellos que permiten actividades remotas o a distancia-, han venido emergiendo y estableciéndose a gran velocidad en el mundo.
De la misma forma las prácticas laborales se han venido ajustando a esos nuevos conceptos, muestra de esto es la regulación del Teletrabajo que se realizó en Colombia en el 2008; esta nueva modalidad trajo modificaciones en la forma de trabajar y algunos beneficios esperados como reducción en el tiempo de desplazamiento, optimización de espacios, disminución de costos operativos, entre otros, sin embargo, hubo otros aspectos importantes que fueron afectados por la realidad local, que impidieron un impacto homogéneo en el país.
Con la llegada de la histórica crisis producida por el COVID-19, se produjeron cambios inesperados e inevitables, como pérdidas familiares, laborales, distanciamiento, encierro, crisis matrimoniales, adaptación y aprendizaje a las nuevas rutinas y necesidades de los diferentes miembros de la familia. Todos estos retos transformaron el funcionamiento social, familiar y personal; las organizaciones no fueron ajenas a estas modificaciones, las cuales han permitido una nueva etapa de re-conocimiento, valoración y transición. Por ejemplo, en países como E.E.U.U., actualmente se presenta un fenómeno denominado “the great resignation”, donde millones de americanos buscando ambientes laborales flexibles que ayuden a equilibrar las necesidades personales con aquellas derivadas del área laboral, han decidido dejar sus empleos tradicionales y aventurarse a encontrar otro tipo de actividades en las que puedan generar ingresos con un posible menor costo emocional y familiar.
Sin duda todos estos cambios han tenido un impacto en la salud mental del ser humano Expertos hallaron un aumento significativo en el índice reportado de estrés postraumático, ansiedad y depresión, en una equivalencia de cinco veces más frecuente comparado con lo el mismo período en el año anterior a la pandemia, según lo que indica la OMS.
Por otro lado, el DANE en su publicación “Objetivos de Desarrollo Sostenible” comparte algunas conclusiones interesantes con respecto a la salud emocional de los colombianos, que van en línea con lo encontrado en otros países, por ejemplo el incremento en el número de casos de estrés, ansiedad y depresión ocasionado por las medidas restrictivas vividas en la pandemia, como cierre de instituciones educativas, cambios en la movilidad, disminución del contacto social, sobrecarga de trabajo, incertidumbre, entre otras. Según el estudio para el mes de junio de 2021, el 31,8 % de la población desocupada reportó haberse sentido solo(a), estresado(a), preocupado(a), o deprimido(a), seguida por la población ocupada con 27,7 %, estas cifras no son muy lejanas, por lo que queda pendiente comprobar la causalidad provocada más por la situación pandémica, que por el estado de ocupación de las personas.
Esto sin duda invita a las empresas a incluir dentro de sus prácticas laborales acciones de mejora enfocadas en el re-conocimiento del trabajador como un ser integral, lo que significa adicionar indicadores no solo de salud física sino de salud mental, promoviendo desde las compañías el desarrollo personal en el área social, familiar y relacional. Se hace necesario entonces que las áreas de Talento Humano tengamos análisis demográficos claros sobre los miembros de cada organización, a fin de poder entender las características y necesidades de las personas, más allá de temas técnicos o profesionales, para así poder realizar una adecuada gestión del talento. Indiscutiblemente a lo largo del tiempo se ha venido gestando una evolución inevitable en el modelo organizacional, pasando de conceptos mecánicos y automatizados a conceptos más personalizados y adaptados a la realidad de cada empresa, a pesar de que la estandarización de procesos sigue siendo una buena práctica laboral, es necesario entender que el contexto mundial, social, familiar, personal y por ende laboral ha cambiado, esta capacidad de ser empresas resilientes, es lo que permitirá seguir siendo negocios competitivos en medio del actual entorno fluctuante.
Algunas de las prácticas sostenibles que pueden impactar de manera positiva la gestión organizacional, pueden ser:
- Formación en herramientas tecnológicas.
- Flexibilidad para el desarrollo de trabajo remoto y presencial.
- Promoción de ambientes colaborativos.
- Implementación de modelos prácticos para la evaluación de la productividad.
- Adaptación, seguimiento y control sobre los niveles de riesgo psicosocial.
- Involucramiento de la familia a través de actividades.
- Apertura de canales de comunicación y resolución de inquietudes de parte de las personas.
La sumatoria de adecuados estándares, indicadores y procesos, más la implementación de prácticas laborales enfocadas en ver la salud mental de los colaboradores como parte esencial de su desempeño, va a repercutir no solo en la productividad, sino en la sostenibilidad de los negocios, estamos frente a la necesidad de realizar esquemas de compensación flexibles, humanizados, adaptados a los cambios que se están presentando, los cuales deben incluir beneficios de tipo económico, familiar, personal, con el entendimiento de la particularidad, exclusividad y singularidad del ser humano.