Competitivas y sostenibles: el reto de las cadenas de suministro

1920 1080 Revista RS Edición 95
Por: Andrés Cardona, Director Senior de Cadena de Suministro en Novaventa S.A.S – Colombia

Abogado de la Universidad de Antioquia. Magíster en Administración de Negocios de la Universidad EAFIT. Especialista en Derecho Comercial de la Universidad Pontificia Bolivariana y en Derecho Aduanero de la Universidad Externado de Colombia. Más de 20 años de experiencia en la dirección y gerenciamiento de procesos de cadena de suministro en compañías y entidades como la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), DHL, UPS, Olinsa, Grupo Orbis, Impala y Grupo Nutresa.

Cuando hablamos de cadena de suministro nos estamos refiriendo a aquellos procesos y actividades que dentro de las organizaciones enmarcan generalmente la planificación, las compras, el manejo de inventarios, el abastecimiento, la producción y fabricación, el empacado, el almacenamiento y la distribución y entrega de productos y servicios, incluida la logística de reversa; procesos todos estos que tienen una incidencia enorme en los gastos empresariales y en el servicio hacia los clientes, pero que al mismo tiempo influyen en gran medida en asuntos ambientales y sociales como consumo de agua y energía, emisiones negativas al ambiente, bioseguridad, condiciones de los trabajadores, impacto en la comunidad, uso de la tierra y derechos humanos.

Con base en lo anterior, la cadena de suministro interactúa con clientes, consumidores, proveedores, colaboradores, accionistas y entes estatales a través del flujo de sus procesos, servicios y materiales, convirtiéndose en soporte fundamental de las estrategias del negocio o incluso transformándose en la estrategia misma a partir de su competitividad.

Así entonces, cuando hablamos de una cadena de suministro sostenible y competitiva, nos estamos refiriendo a dos puntos fundamentales: la eficiencia (junto a los objetivos de negocio fijados por sus dueños/accionistas) y la contribución que la misma hace al mundo respetando los límites ambientales y sociales.

Hoy, tanto clientes como consumidores mantienen un cuestionamiento permanente respecto a si el desempeño de las empresas es el adecuado, tanto a nivel financiero como social y ambiental, prefiriendo inclinarse hacia aquellas que logran demostrar que tienen objetivos superiores respecto a su valor para la humanidad y el planeta, aspectos donde radica precisamente la reputación de la organización; lo que la obliga a trazarse metas más allá de los resultados meramente económicos y apoyarse para ello en su cadena de suministro.

Las cadenas de suministro deben trabajar entonces en torno a su rentabilidad, a desarrollar las mejores prácticas y a cuidar su entorno en cada uno de sus eslabones; entendiendo que la sostenibilidad es el soporte que le permitirá no solo al proceso, sino a la organización entera, perdurar en el tiempo y marcar una diferencia incluso a nivel global.

En un principio puede parecer que es romanticismo; pero por más que una cadena de suministro haya alcanzado su máxima excelencia operativa y que los indicadores de gastos, nivel de servicio, capital de trabajo o costo por servir son inigualables; si no tenemos un mañana para sacar provecho de toda esta ganancia, no hemos logrado nada; de allí la importancia de preocuparse y emprender acciones alrededor de un abastecimiento, un procesos productivo y una logística limpios con el planeta, respetuosos de los derechos humanos (y con ello de un trabajo digno) y con relaciones de ganancia para las partes, centrados en el cliente y sus necesidades.

Por más que una cadena de suministro haya alcanzado su máxima excelencia operativa y que los indicadores de gastos, nivel de servicio, capital de trabajo o costo por servir son inigualables; si no tenemos un mañana para sacar provecho de toda esta ganancia, no hemos logrado nada.

En éste orden de ideas, para hablar de una cadena de suministro competitiva y sostenible, debemos partir de dos pilares fundamentales que la soportan:

Pilar de ámbito interno: son aquellas acciones que desarrolla la cadena de suministro hacia el interior de la organización y que generalmente tienen consecuencias al interior de ésta en el corto y mediano plazo, reflejados en sus indicadores financieros, buscando maximizar sus recursos y ganancias, tales como:

  • Rentabilidad, gastos, nivel de servicio y costo por servir
  • Excelencia operativa
  • Tracking y analítica
  • Mejora continua, velocidad, flexibilidad y capacidad adaptativa
  • Monetización de la logística interna
  • Aprovechamientos de activos y capacidades de terceros 
  • Colaboradores (felices, bien pagos y bien entrenados)
  • Transformación digital de la cadena y logística 4.0

Pilar de ámbito externo: son iniciativas que van dirigidas de la cadena hacia entes externos o del entorno tales como clientes, proveedores, comunidades y grupos de interés, el territorio y el medio ambiente, entre otros; que no necesariamente generan utilidades o ahorros en el mediano o corto plazo, pero que aseguran tener un futuro y un planeta para seguir funcionando y cuya incidencia se ve reflejada principalmente en los indicadores de satisfacción y reputación. De esta manera, se podrían adelantar proyectos en torno a temáticas como:

  • Abastecimiento responsable y desarrollo de proveedores
  • Economía circular
  • Derechos humanos
  • Medio ambiente y cambio climático
  • Trabajo con las comunidades y programas de “buen vecino”
  • Indicadores de trabajo colaborativo y redes de valor
  • Programas anticorrupción y transparencia

Una vez que la organización, y con ella la cadena de suministro, acepta su deber frente a la sostenibilidad y desarrolla estos pilares, es necesario extenderse a lo largo de todas las partes interesadas o terceros que intervienen en sus eslabones para asumir la responsabilidad y el reto de impulsar esta misma cultura hacia todos ellos, convirtiéndose no solo en impulsor y ejemplo, sino también en auditor de políticas laborales y salariales, calidad de vida, respeto de regulaciones y protección del medio ambiente. Todo esto con el fin de asegurarse de que sus aliados comparten sus mismos objetivos definiendo indicadores, políticas y controles comunes, que pueden ser tomados de estándares como los propuestos por el Global Reporting Initiative -GRI-, y que pueden girar, por ejemplo, en torno a la certificación ISO 14001, cumplimiento de regulaciones laborales, economía circular, emisiones, gestión del agua, control de materiales peligrosos, energías limpias, materiales sostenibles entre otros.

Nos queda entonces a los responsables de los procesos de logística y cadena de suministro cambiar el entendimiento tradicional de lo que significa una empresa exitosa y  desarrollar planes y proyectos que generen un “cambio”.

Asegurarnos de que cada acción va encaminada a que nuestras empresas sean cada vez más rentables, pero también a que nuestros hijos y las futuras generaciones tengan un lugar mejor donde vivir, con una sociedad más justa y con un mañana asegurado.

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