Mauricio Rodríguez
Especialista en inversión sostenible y activos alternativos. Ha trabajado en mercados de capital privado, wealth management, banca privada y banca de inversión en el City de Londres para empresas como Barclays y JP Morgan. Actualmente, es Líder del Negocio de Ahorro e Inversión de Pensiones Voluntarias en Protección S.A. También, es consejero de varias juntas en organizaciones como el Global Steering Group for Impact Investment, la iniciativa de inversión humanitaria del World Economic Forum y el Latam Displaced Outcomes Fund.
El COVID-19 ha transformado el entorno de forma inesperada e imprevisible. Los últimos meses nos han permitido reflexionar profundamente sobre lo que atravesamos como sociedad y sobre cómo imaginamos el futuro, más allá de la incertidumbre.
Gracias a este ejercicio, entendimos que no podemos pensar en la viabilidad del futuro sin tener un presente sostenible. Esta condición es la que nos permite avanzar hacia la recuperación económica, social y ambiental a largo plazo, cuidando siempre el bien superior: la vida.
La inversión es un campo que ha evolucionado mucho durante los últimos años y que hoy, se debe entender desde la sostenibilidad, pues no se trata únicamente de la maximización de las rentabilidades, sino también, de la oportunidad de contribuir a la construcción de un mejor futuro para todas las personas.
Esto significa trascendencia, pues mientras buscamos asegurar la capitalización de nuestros propios recursos, estamos aportando al ambiente, a la sociedad y a las empresas con criterios éticos y de responsabilidad, lo que beneficia a las personas y, por ende, a las sociedades. Es precisamente esta cuestión lo que apalanca la notoria tendencia hacia las inversiones responsables y sostenibles, poniendo las finanzas y la economía como habilitadoras del desarrollo integral, en un contexto de recuperación en el que cada esfuerzo contribuye de forma exponencial hacia la estabilidad en todos los ejes de la sociedad.
Más allá de reflexionar en torno a estas cuestiones que la pandemia ha transformado, hoy tenemos la responsabilidad de aportar desde cada uno de nuestros roles, siendo conscientes de que gracias a la suma de esfuerzos y a la toma de decisiones acertadas, podremos no solamente cumplir el objetivo de recuperar la estabilidad económica, sino también, construir un futuro duradero y equitativo para todos. La sostenibilidad brinda múltiples respuestas ante un escenario de incertidumbre, así como la luz va iluminando progresivamente la oscuridad de un cuarto.
Es esta perspectiva la que nos permite enfocar nuestros esfuerzos en buscar la sostenibilidad para todos los grupos de interés de las compañías. Por ejemplo, en Protección entendimos que más que buscar la maximización de las rentabilidades para lograr cumplir con el propósito de ser el aliado de nuestros públicos en el cumplimiento de sus sueños, debemos administrar sus recursos de la manera más responsable posible. Así aseguramos que ellos cuenten con la tranquilidad de que no solamente están ahorrando para cumplir sus metas o para pensionarse, sino que también, están cuidando del ambiente, las comunidades vulnerables y aportando para que las compañías con acciones socialmente responsables fortalezcan su gestión.
Esta mirada nos da la capacidad de entender y valorar enormemente el papel de las inversiones responsables en la construcción de la sociedad y de un futuro sostenible en el que todos tengamos las mismas oportunidades. Es precisamente en este punto, donde es necesario trascender de una ideología para materializarla en decisiones concretas. Por esta razón, se hace relevante la incorporación de los criterios Ambientales, Sociales y de Gobierno Corporativo (ASG) en los procesos de inversión que realizan las compañías, entendiendo que la riqueza y el legado como la creación de valor compartido, crea un círculo virtuoso donde todos ganamos, tanto en el presente como en el futuro.
La inversión sostenible, más allá de ser una estrategia de competitividad, es también una manera de generar valor y apalancar el crecimiento y la solidez de las empresas y de los portafolios propios o administrados. Al aplicar en forma seria y rigurosa los criterios ASG en los procesos de evaluación de las potenciales y actuales inversiones, se pueden prever y gestionar los riesgos y las oportunidades que influyen en la sostenibilidad de los negocios. Además, esto implica la contribución al mejoramiento de los impactos sociales y ambientales que generan las empresas en las que se invierte, logrando así, un círculo virtuoso en pro de la sostenibilidad.
El cambio trascendental que vivimos hoy como sociedad, nos permite reflexionar sobre qué es lo realmente esencial, lo cual, no se debe quedar en un simple reconocimiento de la realidad, debería convertirse en acciones y decisiones del día a día que nos permitan no solo prepararnos para coyunturas imprevistas en el futuro, sino también, ser coherentes con la importante tarea de construir un mejor futuro para todos.
Las enseñanzas de la pandemia nos deben llevar a enfocar la mirada hacia la sostenibilidad, como la manera de superar el periodo de incertidumbre que atravesamos y continuar en nuestro camino hacia la construcción de un mejor futuro para las generaciones actuales y venideras. No podemos asegurar qué pasará en el mañana, pero sí tenemos la oportunidad de influir en cómo será. Por este motivo, debemos mantener la visión de largo plazo y aportar con decisión al mejoramiento de nuestra sociedad.