Oscar Ardila
Máster en Administración del Arte de la Universidad de Columbia en Nueva York. Estudió en el Programa Ejecutivo en Fondos de Capital Privado en la Saïd Business School de la Universidad de Oxford. Ha trabajado en fondos de capital privado y coinversiones. Actualmente es Jefe de Relaciones con Inversores e Inversión Responsable en AshmoreAVENIDA.
El COVID-19 ha resultado en la peor crisis económica de las últimas décadas, afectando mercados desarrollados y emergentes, fondos de capital privado, estrategias líquidas, y activos inmobiliarios y derivados por igual. Al mismo tiempo, se ha convertido en la primera prueba a superar para la masificación de consideraciones ASG en estrategias de inversión. Por lo pronto, se puede decir que las ASG han superado la prueba.
Datos publicados por BlackRock, MSCI y otros, han mostrado el mejor desempeño relativo de fondos sostenibles comparados con sus pares que no incluyen consideraciones de sostenibilidad. Esta tendencia ha resultado en volúmenes récord de inversiones en fondos sostenibles en la primera mitad de 2020. Por lo pronto, esta tendencia parece continuar en el largo plazo. De acuerdo a una encuesta realizada por el Financial Times y Savanta, nueve de cada diez wealth managers encuestados creen que el COVID-19 resultará en un aumento en el interés por inversiones ASG.
Es indudable que para un segmento mayoritario del mercado la pregunta respecto a la importancia (o falta de) de considerar factores ASG en procesos de toma de decisión de inversión ha quedado atrás. También, no hay duda de que la inversión responsable llegó para quedarse y que el liderazgo en la misma ya no se denota por la consideración de riesgos ASG, esa es la línea base sobre la que la mayoría de LPs (considerando la cantidad de AuM representados en el UN PRI) espera que sus gestores actúen. Se puede decir que en el contexto del COVID-19, las ASG hacen parte de la nueva normalidad.
A la luz de las contingencias económicas y sociales generadas por este virus, es imposible no replantearse el concepto de responsabilidad social, tanto a nivel personal como institucional. En lo que concierne a la responsabilidad institucional emergen algunas preguntas clave, que tanto dueños como gestores de activos, pueden plantearse respecto a sus portafolios.
La primera pregunta que surge es ¿ahora qué? Si todos los gestores de fondos están considerando aspectos ASG, cuáles son los nuevos elementos diferenciadores y más importante aún, cuáles de esos son los más importantes. En el fondo, y asumiendo que así como los datos han demostrado hasta el momento, las estrategias de inversión sostenibles tienen mejor desempeño relativo y ajustado al riesgo.
Una segunda pregunta clave es ¿cómo se puede distinguir entre el greenwashing y la sostenibilidad real? Aquí es donde las metodologías de análisis basadas en datos, reportes ASG en línea con estándares internacionales y sobre todo, la alineación entre track records financieros y ASG se están convirtiendo en elementos claves para distinguir a los líderes de los seguidores.
Una distinción relevante es aquella entre la gestión de riesgos y la gestión de impactos positivos. La primera se trata de la reducción de volatilidad, al considerar un espectro mayor de riesgos incluyendo factores ASG; la segunda, consiste en maximizar intencionalmente externalidades positivas e integrarlas dentro de procesos de toma de decisión de inversión. Una cosa es medir KPI´S e indicadores ASG y otra es integrar consideraciones ASG en los procesos de toma de decisión de inversión. Más allá de la exclusión en portafolios de sectores, productos, compañías, entre otros, los inversionistas tienen la posibilidad de maximizar sus impactos positivos al integrar de manera adecuada consideraciones ASG al momento de seleccionar gestores de activos y productos.
En el contexto en el que la industria ha adoptado el análisis de factores ASG como un requisito adicional de su modelo de negocio, en la nueva normalidad, es crítico definir una hoja de ruta para inversionistas interesados en entender la profundidad de dicho análisis. Así mismo, es aún más importante crear un marco de referencia para determinar cómo la integración de factores ASG tiene una aplicación práctica en los procesos de toma de decisión de inversión de los gestores de activos. Considerando que, por lo pronto no existe un estándar global que permita al mismo tiempo hacer comparaciones entre productos dentro del mismo tipo de activo y a través de varios tipos de activos, es fundamental para los inversionistas interesados en inversión responsable tener un marco de referencia respecto a sus gestores.
En este sentido, hay preguntas clave que cualquier inversionista se puede plantear en relación al proceso de debida diligencia de los gestores de activos y cómo este responde a la intencionalidad del inversionista ASG:
¿Quién es responsable?
El objetivo de esta pregunta es determinar si es posible identificar un individuo o equipo que tenga la capacidad y disponibilidad para asumir la responsabilidad sobre el análisis ASG en el día a día.
¿Qué recursos se han asignado al análisis ASG?
Dichos recursos (presupuestales, conocimiento, tecnología, datos, etc.) deben ser suficientes para que el responsable por el análisis pueda transformar en ideas y acciones los datos que resultan del análisis.
¿Qué proceso existe para traducir los resultados del análisis en decisiones de inversión?
Una vez se han consolidado los datos y los resultados del análisis ASG, debe existir un proceso claro de toma de decisiones que los incorpore. Esto implica, por un lado, tener voces representativas del análisis ASG en comités de inversión y por otro, que los análisis de los aspectos ASG permeen los procesos financieros, técnicos, legales y operacionales de las debidas diligencias en sus diversas instancias.
¿Qué datos ha arrojado dicho proceso hasta la fecha?
Los responsables del proceso de análisis deben a su vez, sistemáticamente, registrar sus hallazgos para poder hacer seguimiento a la alineación entre los track records financieros y ASG. Dichos datos también pueden retroalimentar y robustecer el proceso de análisis.
¿Cuál es el plan para replicar los éxitos y replantear las fallas?
Este punto es crítico para cualquier inversionista que considere que su horizonte es de largo plazo. Una vez que se han tomado decisiones de inversión integrando consideraciones ASG y se tiene un registro de los resultados de dichas decisiones, es posible replicar los aprendizajes a través de tipos de activos y estrategias, cada una retroalimentando el análisis original.
En definitiva, el contexto de la pandemia a la que nos enfrentamos ha resultado ser un catalizador adicional de la inclusión concienzuda y oportuna de factores ASG como parte fundamental de los procesos de inversión. Esto como medida de protección presente y futura ante la incertidumbre social y ambiental que colectivamente enfrentamos. La contingencia actual es un desafío inevitable para inversionistas y profesionales de inversión y como todo desafío, conlleva una oportunidad, la oportunidad de maximizar los impactos positivos y minimizar los riesgos de los portafolios de inversión.