Eduardo Alfonso Atehortua
Economista y Especialista en Geopolítica de la Universidad EAFIT, Máster en Desarrollo Sostenible y Responsabilidad Corporativa de la Escuela de Organización Industrial, EOI. Fue Gerente de Sostenibilidad de Deloitte Colombia, lideró la creación de la Red de Profesionales de Sostenibilidad en Antioquia. Actualmente es Director para América Latina del PRI (ex-Brazil).
En 2020, el ecosistema financiero global y latinoamericano se ha enfrentado a desafíos e incertidumbres sin precedentes. Sin embargo, en medio de una pandemia global, cada vez más inversionistas en América Latina han avanzado en su entendimiento de la agenda Ambiental, Social y de Gobierno Corporativo (ASG) por lo que la evolución y futura consolidación de la inversión responsable en la región parece cada vez más una realidad.
Desde marzo del 2020 más inversionistas en la región vienen trabajando en la planificación de la gestión de contingencias y la redefinición de estrategias y operaciones organizacionales en respuesta a la crisis de COVID-19. Pero si bien las estrategias de supervivencia orientadas a atender la emergencia ocupan un lugar central, también se ha observado cómo los temas ASG ganan más espacio en la agenda. Algunos de los factores en el contexto latinoamericano que motivan este acelerado interés en la agenda ASG son:
- Poder ingresar a la fase de reactivación con una visión clara de cómo la protección de los recursos humanos, naturales y de capital permitirán un crecimiento más rápido durante la fase de recuperación.
- Potenciar el desarrollo de herramientas y soluciones que ayuden a generar un impacto positivo, tanto social como medioambiental para mitigar los efectos de esta crisis y con el propósito de prevenir futuras.
Todo esto que está sucediendo en 2020 es el resultado de un camino que tuvo sus inicios en Brasil con la creación en 2006 del Índice de Sostenibilidad (ISE) promovido por BM&F Bovespa, el cual le dio un gran impulso a la inversión responsable en el mercado brasilero. Pero no fue sino hasta el 2017 que el interés por parte de organizaciones en países como Colombia, México, Chile y Perú se comenzó a percibir. En este sentido, la adhesión a los Principios de Inversión responsable (PRI) de fondos de pensiones en dichos mercados, ha marcado un antes y un después para la consolidación del tema. PRI trabaja con más de 20 fondos de pensiones en la región y es la demanda de estas organizaciones crear por activos que sigan criterios ASG, lo que hoy permite concluir que la inversión responsable se puede consolidar en Latinoamérica en próximos años.
Este proceso de consolidación tiene grandes retos, pero quizá los más importantes son:
Este es un momento clave para los inversionistas en Latinoamérica, el COVID-19 hizo evidente que, si bien alcanzar resultados económicos es fundamental y lo seguirá siendo, los factores ASG pueden influir positiva o negativamente en las empresas y proyectos en los que los inversionistas están invirtiendo el capital.
Es por esto que los inversionistas en la región podrán demostrar por medio de sus decisiones cómo están ayudando a establecer un plan de recuperación que prioriza la sostenibilidad social y ambiental. De hecho, es una oportunidad única que proporciona un punto de inflexión para orientar los flujos de capital hacia el desarrollo sostenible. Las decisiones y las acciones que se tomen ahora pueden definir la naturaleza de las vidas que los latinoamericanos podrán llevar, no solo en los próximos años, sino incluso en las décadas por venir.
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