Inversión sostenible: una mirada de 360°

1280 720 Revista RS Edición 99

Por:  Maria Ignacia García, Senior Manager ESG Trust de PwC Chile

Senior Manager ESG Trust de PwC Chile, anteriormente Jefe Inversión Responsable en LarrainVial AM. Ingeniero Comercial y Diplomado en Gobierno Corporativo UC, Certificate in Corporate Sustainability NYU y FSA Credential Holder.

Últimamente hemos visto una creciente polarización en ámbitos de ESG e inversión sostenible. Por un lado se observan importantes desarrollos, tanto a nivel local, regional como internacional, en cuanto a requerimientos de divulgación extra financiera, que trasladan el ejercicio de reporte de voluntario a obligatorio y sientan criterios comunes en base a estándares más consensuados, así como taxonomías y normativas anti greenwashing que rayan la cancha a nivel de marketing y publicidad para protección de consumidores.

Por otro lado, el debate sobre la capacidad de la industria financiera de generar cambios relevantes a partir de su discrecionalidad y buena voluntad, eventualmente restando importancia a la necesidad y urgencia de que gobiernos apliquen regulaciones sectoriales y que exista una gobernanza global para tomar medidas de acción climática, ha dado pie en Estados Unidos a la insurrección política anti ESG, que acusa a la tendencia de progresismo ideológico disfrazado, asentado en la corrección política y la cultura de la cancelación, y ajeno al rol fiduciario de inversionistas institucionales.  

Adicionalmente, existen fervientes defensores de la sostenibilidad que repudian, sin embargo, el concepto de ESG por su esencia en la materialidad financiera, y son especialmente críticos de desarrollos como el ISSB, que consideran una metodología reduccionista e incremental, y abogan, en cambio, por la necesidad de una mirada sistémica, con indicadores de sostenibilidad contextualizados, donde la información ESG que se ha venido promoviendo reportar es sólo el numerador de la ecuación relevante, y el denominador, que viene dado por los límites planetarios y la capacidad de restaurar esos recursos. Sobre la base del overshooting, se encuentra también la visión de algunos economistas que postulan la necesidad de políticas públicas en línea Degrowth, en oposición a la visión de crecimiento sostenible como crecimiento infinito posible igualmente.  

¿Dónde situarse entonces? La respuesta crucial para no perder el norte es: desde la construcción de confianza. La confianza supone optimismo, pero también agilidad. Visión y ejecución, capaces de preservar el valor, atraer mayor interés y mostrar resultados creativos y renovadores. 

Dependiendo la vereda de inversión donde se esté, esta confianza va a tomar distinta forma: 

  • Gobernanza y transparencia:  En mercados listados y regulados, las normativas de divulgación (ej. EU SFDR), taxonomías, las investigaciones y multas por greenwashing de grandes managers, y el contexto político en EEUU, vuelven a poner la atención en los procesos, metodologías y evidencias de integración de riesgos, stewardship y prácticas de venta y asesoría basadas en información clara. Cumplir con estas expectativas supone una estructura interna que las entienda y soporte, alineando a las partes involucradas con tone at the top, así como una infraestructura robusta y segura
  • Innovación y tecnología: La descarbonización y la sostenibilidad abren desafíos y oportunidades en diversas industrias, en las que las soluciones están basadas en conocimiento técnico y tecnología de punta. La cautivación que se ha abierto por la inversión en capital de riesgo y emprendimiento startup, abren la posibilidad de encontrar y escalar ideas innovadoras en climatetech, así como potenciar soluciones basadas en la naturaleza que aporten a restaurar ecosistemas o encaminar industrias hacia la regeneración. Me entusiasma ver iniciativas de corporate venture capital con foco en greentech, en que empresas adoptan una mirada estratégica en sostenibilidad e innovación.  
  • Cooperación de envergadura: Latinoamérica acarrea una brecha de infraestructura y de acceso de servicios básicos, y se estima que sea una de las regiones más golpeadas por los efectos del cambio climático, con lo cual se requerirán inversiones significativas orientadas a mitigación y adaptación de sus efectos, así como planes de transición justa que limiten nuevas fuentes de desigualdad y vulnerabilidad. La inversión en infraestructura requiere de alianzas público-privadas y mecanismos de financiamiento mixto, donde se complementen los roles subsidiarios del Estado y el interés privado. La inversión en infraestructura es inversión de impacto a escala institucional, con los beneficios a nivel de legitimidad que eso trae a inversionistas institucionales de largo plazo. Por otro lado, han destacado casos en la región de emisiones de deuda soberana temática, capturando el apetito por este tipo de instrumentos por parte de inversionistas extranjeros, y que han permitido, por ejemplo, avanzar en planes de electromovilidad urbana. Por último, no hay que olvidar que grandes proyectos en infraestructura apuntan sobre todo al desarrollo económico y competitividad futura, y la visión y liderazgo para articular y emprender de manera colaborativa este desafío son claves, como es el caso del hidrógeno verde.         
  • Catalizadores: La última vereda que quiero abordar es la de la inversión ligada a innovación social, microcréditos, inversión con base en la comunidad, las familias, vecinos, que muchas veces no es tanto de capital, sino de redes y visibilización. Muchas empresas tienen planes de desarrollo comunitario que consideran apoyo a localidades cercanas a sus operaciones, o ejes de trabajo con sus proveedores para permear la sostenibilidad. En 2005, PwC creó la herramienta Total Tax Contribution, para mapear mejor la totalidad de transferencias que hace una compañía a la sociedad a través de diversos tipos de impuestos. Con esto, sentó un precedente en transparencia fiscal, que va más allá de las empresas, aplicando también a la gestión pública de esos recursos. Este accountability fomenta la contribución y la cohesión, con alianzas o proyectos de pago por resultados transformadores y multiplicadores del ROI.  

Cada una de esas “veredas” es un mundo en sí misma y nos llaman a abarcar el concepto de inversión sostenible desde su amplitud.