Por: Cristina Palacio Tejada, Líder de Gestión Humana de Avon – Colombia y Venezuela
Comunicadora Social y Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana. Máster en Dirección de Empresas de la EAE y Especialista en Gerencia de la Universidad Ceipa. Ingresó a Avon hace 15 años como Analista de Gestión Humana y actualmente es la Líder de Gestión Humana para Colombia y Venezuela. Su experiencia profesional ha estado enfocada en el sector público y privado, en áreas de Relaciones Públicas, manejo de prensa, eventos y responsabilidad social. Se ha desempeñado las áreas de Talento y Desarrollo, focalizada en temas de desempeño, coaching, desarrollo, entrenamiento en liderazgo, acompañamiento a equipos y líderes.
Si miramos el concepto de sostenibilidad, este se refiere, de acuerdo con varias definiciones, a “la satisfacción de las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas, garantizando el equilibrio entre crecimiento económico, cuidado del medio ambiente y bienestar social”.
Eso nos hace pensar en las acciones que tomamos para garantizar un mejor futuro en temas de medio ambiente, de economía y de responsabilidad social, no solo como individuos, sino también como sociedad y como organizaciones que hacemos parte de un ecosistema vivo que se alimenta de prácticas y buenas iniciativas.
Cuando hablamos de esas organizaciones sostenibles con buenas prácticas nos referimos a cómo los procesos productivos dejan de ser invasivos y se vuelven más amigables; cómo logramos impactar con nuestras acciones la disminución de emisión de gases, de huella de carbono, de residuos tóxicos; cómo optimizamos los recursos naturales para aprovecharlos al máximo y somos innovadores para crear nuevas fuentes que nos provean lo que necesitamos sin dañar nuestra madre tierra.
Adicionalmente, en términos de crecimiento económico, debemos propender por lograr un capitalismo consciente que nos dé un propósito organizacional superior y nos permita crear valor, a la vez, que nos brinde bienestar y nos permita ir más allá de lo económico para enfocarnos en tener impacto positivo en la vida de las personas y lograr un crecimiento sostenible y rentable.
Debemos propender por lograr un capitalismo consciente que nos dé un propósito organizacional superior y nos permita crear valor.
Todas estas iniciativas y principios van muy de la mano con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS- de la Organización de Naciones Unidas -ONU-, que como la misma entidad los define “constituyen un llamamiento universal a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo”.
Pero, ¿qué tiene que ver todo este contexto con la estrategia y las acciones de Gestión Humana? ¿Cómo desde las organizaciones podemos apalancar todos estos temas y contribuir a la sociedad?
Pues bien, el rol de Gestión Humana se vuelve cada vez más protagónico en un ambiente de sostenibilidad, ya que debe impactar en primera instancia a las personas que hacen parte de la compañía. En ese sentido, debe velar por un ambiente de trabajo sano, por generar bienestar, por lograr que los colaboradores se identifiquen con ese propósito superior y logren tener una alineación en la que ellos/ellas puedan dar lo mejor de sí y al mismo tiempo lograr sus sueños y aspiraciones impactando positivamente los resultados del negocio.
Ambientes que promuevan la diversidad y la inclusión, donde se eliminen los sesgos inconscientes y existan espacios de confianza, buen trato, respeto y, sobre todo, que se dé paso a la coherencia y el ejemplo a través de un liderazgo transformacional, inclusivo y que manifieste un interés genuino por las personas, garantizando así su compromiso y generando contribuciones valiosas que agreguen valor a los clientes y al entorno.
Para eso es de vital importancia la conexión entre el liderazgo y la cultura; tener “mejores personas” que generen conciencia en sus equipos, que logren trascender la cultura más allá de la organización, que sean seres integrales con comportamientos consistentes, tanto en sus espacios de trabajo como en sus vidas privadas, que creen lazos para generar círculos virtuosos. Seres que no trabajan para una compañía, sino que tienen consciencia del impacto que tienen en la sociedad, que sienten que hacen parte de un movimiento común mundial y persiguen intereses colectivos más que individuales.
¿Y cómo se logra esto? Pues bien, es definir claramente cuáles son los públicos o stakeholders con quienes se deben generar alianzas, establecer quiénes son las partes interesadas: personas de la organización, líderes, equipos, familias, alta dirección, clientes, proveedores, aliados estratégicos, medio ambiente y sociedad.
En la medida en que lideramos con el ejemplo, somos coherentes entre lo que pensamos, decimos y actuamos; somos consistentes con nuestro propósito superior y defendemos, promulgamos y vivimos nuestros valores.
Logramos generar sostenibilidad para vivir muy bien el hoy, brindándole a nuestras futuras generaciones un mejor planeta, logrando interdependencia, cooperación y co-creación.
Fortaleciendo una sociedad más humana y diversa, una economía que agregue valor y bienestar y unos seres humanos que empecemos a pensar más allá de las fronteras de nuestras propias vidas u organizaciones, lograremos tener un mejor mundo, un mejor lugar para vivir.
Como Gestión Humana tenemos la responsabilidad de crear organizaciones centradas en el SER con una “humanidad aumentada” (es decir, combinar la Inteligencia Artificial con la Inteligencia Emocional), de gestionar el talento de nuestra gente, de fortalecer los procesos de comunicación, de pensar en red y de propiciar conversaciones que nos hagan más humanos, más sensibles y más íntegros. Organizaciones que piensen en el YO, en el OTRO, en NOSOTROS, en los NEGOCIOS y en el ECOSISTEMA que habitamos para impactar positivamente la sostenibilidad que tanto anhelamos.
Lo humano será sostenible, me gusta 👍🏽