Tejiendo el Futuro: Responsabilidad Social Empresarial, transición energética y el valor de los trabajadores mineros. Por: Luisa María Quinche, Coordinadora del Observatorio Laboral para la Transición Justa, CNV Internacional

Tejiendo el Futuro: Responsabilidad Social Empresarial, transición energética y el valor de los trabajadores mineros. Por: Luisa María Quinche, Coordinadora del Observatorio Laboral para la Transición Justa, CNV Internacional

1920 1280 Revista RS Edición 100

Luisa María Quinche


Coordinadora del Observatorio Laboral para la Transición Justa, CNV Internacional

Luisa María Quinche es una investigadora de Transición Energética Justa, estudió Ciencia Política en la Universidad Nacional de Colombia y es miembro activo de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA). El énfasis de su trabajo está  en la relación entre medio ambiente y derechos humanos. Ha desarrollado destreza en trabajo humanitario y cooperación internacional, enfocada en la investigación en Desarrollo Sostenible. En su trabajo, Luisa María busca aplicar un enfoque transversal que genere impacto. Actualmente, se desempeña como Coordinadora del Observatorio Laboral para la Transición Justa en CNV Internacional, donde contribuye a promover una transición justa hacia un modelo energético sostenible.

En un contexto en el que la crisis climática ha alcanzado un punto crítico, resulta crucial que se tomen decisiones urgentes para enfrentar una emergencia medioambiental a escala global. La transición energética se ha convertido en una medida preventiva clave frente al avance del calentamiento global, y tanto la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), como los trabajadores del sector energético y las comunidades, desempeñan un papel fundamental para que este proceso sea justo.

Como objetivo, la transición energética busca transformar nuestros sistemas de producción y consumo de energía, dejando de lado fuentes primitivas contaminantes y dependientes de combustibles fósiles, y avanzando hacia cadenas de suministro energéticas renovables y sostenibles.

Este cambio no solo se centra en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, sino también en promover la eficiencia y justicia energética, impulsando la innovación tecnológica y generando empleos verdes.

Ante tal escenario, el sector minero-energético desempeña un papel crucial. Minerales como el cobre, el litio, el níquel y el zinc son elementos clave en las tecnologías de energías limpias y se espera que con los años su producción incremente de forma considerable. Sin embargo, la minería también presenta desafíos en términos de sostenibilidad social y ambiental, por lo cual, es necesario abordar las desigualdades y las violaciones a los derechos humanos, laborales y ambientales que a menudo se asocian con la actividad minera en América Latina y el resto del mundo.

Por un lado, los trabajadores mineros son actores fundamentales en la transición energética. Su participación activa y la perspectiva laboral son indispensables para construir una ruta hacia una transición justa y equitativa. Ya se ha demostrado anteriormente en países como Holanda, España y ahora Sudáfrica, el valor que tienen los trabajadores organizados del sector minero, tanto para la formulación de políticas para la transición con su Gobierno Nacional, como para la negociación en las mesas de diálogo con las empresas. El aporte que representa su voz para el proceso, ha logrado que la transición sea un éxito en términos de mitigación de impacto en el cierre de minas, reconversión laboral y diversificación económica en regiones caracterizadas por llevar a cabo este tipo de actividad a gran escala.

En los Países Bajos, la transición comenzó a finales de los años sesenta, y los sindicatos desempeñaron un papel crucial al aceptar el cierre de las minas, siempre y cuando el gobierno ofreciera oportunidades de empleo alternativas. Para respaldar esta transición, el gobierno otorgó subvenciones para asegurar que los trabajadores se beneficiaran hasta que las minas dejaran de ser rentables.

En España, sindicatos como Comisiones Obreras (CC.OO.) y la Unión General de Trabajadores (UGT) han participado activamente en el desarrollo de la Estrategia Nacional de Cambio Climático y la Estrategia Nacional de Ahorro y Eficiencia Energética, abogando por la justicia social en todo el proceso. Mientras, en Sudáfrica, los trabajadores sudafricanos han jugado un papel fundamental, especialmente al orientar y facilitar las inversiones provenientes de Estados Unidos y la Unión Europea.

La transición exige la generación de diálogos tripartitos entre las empresas, el Gobierno, trabajadores y comunidades para reducir los impactos de la actividad minera en la explotación de minerales para la transición y acordar planes de cierre consensuados que puedan resarcir los daños ambientales y amortiguar el impacto laboral en el caso de la minería de carbón. Además, es fundamental garantizar que los trabajadores mineros tengan derechos laborales efectivos, incluso durante el cierre de operaciones.

Por otro lado, debe existir un compromiso conjunto para que las políticas de RSE del sector minero se implementen en cada territorio según su contexto y mejorar las políticas existentes para abordar de manera efectiva los riesgos asociados con la actividad minera. La existencia de una RSE en el sector minero es vital para garantizar una minería responsable y sostenible en la transición, que contribuya al desarrollo económico y social de las comunidades, respetando sus saberes, su tierra y mitigando el impacto medioambiental que inevitablemente esta actividad genera en el territorio.

La RSE en el sector minero-energético no solo contribuirá a una transición energética más sostenible, sino que también mejorará las condiciones laborales de los trabajadores y promoverá la equidad y el respeto por los derechos humanos. Los desafíos industriales asociados con la transformación de la matriz energética requieren una acción colectiva, en la que las empresas, el gobierno, los trabajadores y las comunidades trabajen juntos hacia un futuro más sostenible y justo.

Vale la pena aclarar que la minería es solo uno de los factores donde debemos poner los ojos para que el paso a una producción energética sostenible sea de forma gradual y justa. La transición no solo representa un gran desafío para la humanidad, sino también una oportunidad para transformar lazos productivos que han sido históricamente desiguales y no han permitido que exista justicia y autonomía energética como un derecho humano.

Aún así, la Responsabilidad Social Empresarial desempeña un papel crucial en la transición energética, y los trabajadores del sector minero-energético son actores fundamentales en este proceso, por lo cual, debe promoverse la capacitación, la protección de los derechos laborales y la participación activa de los trabajadores y así lograr una transición justa hacia una economía más sostenible.