Entrevista a Andrés Villegas Ramelli, Director de Planeación y Evaluación de ISA

1920 1280 Revista RS Edición 100

ANDRÉS VILLEGAS RAMELLI


Director de Planeación y Evaluación, ISA

Ingeniero Electricista de la Universidad Pontificia Bolivariana (Colombia), Especialista en Transmisión y Distribución de Energía Eléctrica (misma Universidad), MSc en Electrical Power Engineering de la University of Manchester (Inglaterra).

Su mayor experiencia se encuentra en las áreas de planeación y expansión de la red de transmisión, y en la viabilización y desarrollo de la integración eléctrica regional.  Ha estado vinculado a Interconexión Eléctrica S.A. (ISA) desde 1988.  Actualmente se desempeña como Director de Planeación y Evaluación del Negocio Transmisión de Energía

¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta la región en términos de transición energética?

A.V.:  Latinoamérica enfrenta diversos desafíos en términos de transición energética. Desde el punto de vista de la energía, el más importante es reducir la dependencia de los combustibles fósiles y aumentar la participación de las fuentes de energía renovable en la matriz energética. Esto implica superar barreras técnicas, económicas y regulatorias para promover la implementación de tecnologías limpias y sostenibles.

Sin embargo, el problema no puede ser abordado solamente desde la oferta; el consumo también tiene un rol relevante en la ruta de la descarbonización. Un desafío importante en este sentido es mejorar la eficiencia energética en todos los sectores. Latinoamérica aún enfrenta problemas de consumo energético ineficiente, tanto en el sector residencial como en el industrial y en el transporte. Para ello, es necesario implementar medidas de eficiencia energética, promover la adopción de nuevas tecnologías (más eficientes), y desarrollar prácticas de conservación de energía, generando conciencia sobre el uso responsable de los recursos.

Desde el punto de vista de las redes, la región debe enfrentar el desafío de la integración de las energías renovables no convencionales en los sistemas. El aumento de la generación de electricidad a partir de fuentes variables e intermitentes, como la solar y la eólica, requiere la implementación de sistemas de almacenamiento de energía y la expansión y modernización de las infraestructuras de transmisión y distribución. Para asegurar un suministro confiable, es necesario garantizar la resiliencia y la seguridad del suministro eléctrico a medida que se incrementa la participación de las energías renovables y los sistemas están expuestos progresivamente a mayor cantidad de fenómenos climáticos extremos.

Otro desafío relevante es la planificación y gestión adecuada de los recursos energéticos. Esto implica evaluar el potencial de las diferentes fuentes de energía renovable en cada país y región, y desarrollar políticas y programas que promuevan su desarrollo de manera sostenible. Además, es necesario considerar los impactos ambientales y sociales de los proyectos energéticos, garantizando la protección del medio ambiente y el respeto a las comunidades locales.

Por último, pero no menos importante, la financiación es un desafío clave en la transición energética. La implementación de proyectos y soluciones identificadas requiere inversiones significativas, y muchas veces se enfrenta a barreras financieras. Es necesario establecer mecanismos de financiamiento adecuados, como la creación de fondos de inversión en energías limpias, la promoción de la inversión privada y el acceso a financiamiento internacional, para impulsar el desarrollo de proyectos sostenibles.

¿Qué oportunidades existen para el desarrollo de fuentes de energía renovable en Latinoamérica?

A.V.:  Latinoamérica cuenta con un gran potencial solar debido a su ubicación geográfica lo cual se traduce en un alto nivel de radiación en varios puntos de su geografía. La instalación de módulos solares bien sea a través de soluciones distribuidas o en áreas centralizadas permitirá aprovechar de forma óptima esta fuente de energía limpia y renovable. Muchas áreas de Latinoamérica tienen además vientos constantes y favorables, lo cual permite el desarrollo de parques eólicos, tanto en tierra como costa afuera. La generación de energía eólica puede contribuir significativamente a la matriz energética de la región, complementando las fuentes existentes y ayudando a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Así mismo, la región cuenta con una abundancia de ríos y corrientes de agua, lo cual brinda grandes oportunidades para el desarrollo de proyectos hidroeléctricos, con el propósito de generar electricidad de manera sostenible y limpia. Igualmente, la biomasa y el biogás provenientes de residuos orgánicos y desechos agrícolas pueden también ser utilizados como fuentes de energía renovable. Estas fuentes energéticas pueden contribuir a diversificar la matriz energética sin producir emisiones de gases de efecto invernadero. Finalmente, en algunas regiones de Latinoamérica, existe la posibilidad de aprovechar la energía geotérmica, que se obtiene del calor almacenado en el subsuelo.

Es importante tener en cuenta que las oportunidades pueden variar según el país y la región, debido a las diferencias en los recursos naturales y las condiciones climáticas. Cada país debe evaluar su propia situación y enfocarse en las fuentes de energía renovable que sean más viables y adecuadas para sus necesidades, siempre apuntando al objetivo de evitar la producción de gases de efecto invernadero.

¿Qué tecnologías emergentes desempeñarán un papel crucial en la transición energética y cómo pueden ser implementadas de manera efectiva?

A.V.: La transición energética hará necesaria la implementación efectiva de diversas tecnologías emergentes. Aunque se trata de soluciones ya desarrolladas y ampliamente usadas en el mundo, la adopción de fuentes no convencionales de energías renovables como la solar, eólica, geotérmica y de biomasa será fundamental para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y disminuir la dependencia de los combustibles fósiles.

Por su parte, la incorporación de soluciones de almacenamiento de energía será crucial para manejar la variabilidad e intermitencia inherente a algunas fuentes renovables, y brindar respuesta a necesidades de las redes y del sistema (control de tensión, regulación de frecuencia, respaldo de potencia, etc.). Esto garantiza la confiabilidad y disponibilidad de la energía limpia cuando más se necesita. Asimismo, la modernización de las redes eléctricas a través de la implementación de soluciones tipo “smart grids” o redes inteligentes es esencial para asegurar una gestión eficiente del sistema, introduciendo la flexibilidad requerida, y facilitando la integración de las fuentes renovables y el balance adecuado entre la oferta y la demanda. Normalmente, estas soluciones se integran bajo el concepto de GET (Grid Enhancing Technologies, por sus siglas en inglés). Como complemento, la digitalización y gestión de datos contribuyen a optimizar la utilización de los recursos energéticos, permitiendo una mayor eficiencia en el consumo y una mejor toma de decisiones.

Desde el punto de vista de la demanda, la transición energética requiere la incorporación de tecnología para la electrificación del transporte. Promover la adopción de vehículos eléctricos y la infraestructura de carga correspondiente es fundamental para reducir las emisiones del sector del transporte y mejorar la calidad del aire en las ciudades.

¿Cuáles son las políticas gubernamentales y los incentivos necesarios para acelerar la transición hacia fuentes de energía renovable?

A.V.: Para acelerar la transición y movilizar la matriz energética hacia fuentes de energía renovable en Latinoamérica, se requiere un enfoque integral y colaborativo que involucre a gobiernos, empresas, comunidades y ciudadanos. Este desafío presenta oportunidades significativas para impulsar el desarrollo sostenible, generar empleo, reducir la pobreza energética y proteger el medio ambiente.

Para lograr este objetivo, es crucial fortalecer la investigación e impulsar el desarrollo en tecnologías sostenibles, lo cual implica invertir en la innovación y el desarrollo de soluciones energéticas más eficientes, rentables y respetuosas con el medio ambiente. Esto incluye apoyar la investigación en fuentes no convencionales de energías renovables, adoptar soluciones de almacenamiento de energía, tecnologías de captura y almacenamiento de carbono, y tecnologías de redes que brinden al sistema la flexibilidad requerida para dar respuesta a los nuevos atributos del servicio (energía confiable a través de soluciones sostenibles, asequibles, al alcance de todos los consumidores).

Además, es fundamental fomentar la colaboración tanto a nivel regional como internacional en materia de energía. Compartir experiencias, conocimientos y mejores prácticas entre los países de Hispanoamérica puede acelerar el proceso de transición energética y permitir un aprendizaje mutuo.

Efectivamente, la cooperación con otros países y organizaciones a nivel global puede facilitar el acceso a financiamiento, tecnología y capacidades técnicas necesarias para llevar a cabo proyectos de energía sostenible a gran escala.

Sin embargo, también debemos abordar los desafíos y obstáculos que puedan surgir durante esta transición. Es importante superar las barreras económicas, políticas y sociales que puedan presentarse. Esto incluye asegurar la inversión financiera adecuada para la implementación de proyectos sostenibles y superar las posibles resistencias o intereses contrapuestos de grupos de poder.

Además, es necesario tener en cuenta los aspectos sociales y económicos de la transición energética. Es esencial garantizar que esta transición sea inclusiva y justa, y no deje atrás a las comunidades vulnerables o a los sectores económicos que dependen de las industrias tradicionales. Esto implica crear programas de reconversión laboral, promover la economía circular, y generar empleos verdes y sostenibles.

¿Cómo se puede garantizar la equidad en la transición energética, especialmente para comunidades desfavorecidas o áreas rurales que pueden enfrentar desafíos adicionales?

A.V.: Para garantizar la equidad en la transición energética, especialmente para comunidades desfavorecidas o áreas rurales que enfrentan desafíos adicionales, es primordial considerar sus necesidades y realidades específicas. Esto implica involucrar activamente a las comunidades en el proceso y tomar decisiones de manera conjunta, escuchando y comprendiendo sus preocupaciones y perspectivas.

Cada comunidad tiene características únicas, por lo que es importante adaptar las soluciones a sus circunstancias particulares. Esto implica comprender su cultura, condiciones socioeconómicas y otros factores relevantes. Además, es fundamental asegurar la colaboración entre empresas, gobiernos e instituciones para crear las condiciones necesarias y promover la equidad en la transición energética.

La asequibilidad y accesibilidad equitativa a la energía también es crucial; esta es una de las prioridades de la transición. Esto implica llevar fuentes de energía limpia y renovable a las áreas rurales y comunidades desfavorecidas, superando barreras como la falta de infraestructura de transmisión y distribución. Asimismo, se deben implementar programas de apoyo financiero para facilitar el acceso a tecnologías y soluciones energéticas limpias.

Otro aspecto importante es el desarrollo de capacidades locales. Esto implica fortalecer las habilidades y conocimientos de las comunidades, proporcionándoles oportunidades de participación activa en la transición energética. Mediante la capacitación y la educación, las comunidades podrán beneficiarse plenamente de las nuevas tecnologías y oportunidades que surjan durante el proceso de transición.

En su opinión, ¿cuál es el futuro de la transición energética en Latinoamérica?

A.V.: Actualmente, nos enfrentamos al gran desafío de no emitir al ambiente gases de efecto invernadero, lo cual significa desde el sector de energía empezar a reducir el uso de combustibles fósiles, que tienen esa característica. Aunque hemos identificado cuáles son los combustibles no deseables, debemos asegurar que nuestra producción de energía avance hacia un proceso de transformación de la matriz energética, mientras desarrollamos y consolidamos alternativas más limpias. Igualmente es crucial electrificar otros sectores que usan energía (transporte, industria, procesos de calentamiento y enfriamiento) utilizando energía proveniente de fuentes renovables. Sin embargo, al hablar de estas fuentes y soluciones, debemos considerar los materiales necesarios para su fabricación, como los módulos solares, los aerogeneradores y las mismas baterías. No deberíamos reemplazar un problema actual con otro futuro. Es importante desde ahora pensar en cómo manejar, gestionar y reciclar estos materiales una vez lleguen al final de su vida útil.

La transición energética no tiene una fecha de finalización específica y requerirá una combinación de diferentes fuentes de energía. Nuestro objetivo principal debe ser reducir las emisiones y frenar el calentamiento global, lo cual supone, bajo la mirara del trilema energético pensar tanto en la sostenibilidad de las soluciones, la accesibilidad y asequibilidad del servicio, como lo estándares asociados a su prestación (energía confiable y segura). Estamos acercándonos peligrosamente al límite de calentamiento que hace sostenible el planeta y la vida de las personas, por lo que es fundamental revertir la generación de emisiones para poder decir en el año 2100 que nos encontramos en un nivel de calentamiento comparable al de la era pre industrial. Este es el reto al que nos enfrentamos, y debemos preguntarnos si seremos capaces de cumplirlo.