Por: Estefania Rubio Zea, Líder de Mercado de Capitales y Asuntos Públicos del Global Reporting Initiative
Líder de Mercado de Capitales y Asuntos Públicos del GRI. Profesional en Finanzas y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, graduada con honores de la maestría en Análisis de Riesgos de King’s College London en Inglaterra y de la maestría en Management de la Escuela de Negocios Audencia Nantes en Francia. Experta en Sostenibilidad Corporativa e Inversión Responsable con experiencia en análisis y gestión de riesgos ambientales y sociales, Inversión Responsable y asuntos ASG, Derechos Humanos y Empresa. Experiencia en reporte y divulgación ASG, e incidencia en política pública y mercado de capitales en temas de sostenibilidad corporativa.
Mucho se habla de la importancia de que los emisores reporten más y mejor información al mercado, así los inversionistas pueden tomar decisiones de inversión más informadas. La transparencia actúa como un habilitador de la inversión responsable porque permite a los inversionistas evaluar sus inversiones de una manera más integral, incluyendo criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG) en sus análisis y decisiones. Es por esto que el reporte y divulgación por parte de los emisores es un pilar indispensable para la inversión responsable, pues es el insumo principal para asignar recursos a empresas que demuestren un mejor desempeño de sostenibilidad.
Sin embargo, muy poco se habla de la transparencia por parte de los inversionistas. A pesar de ser igualmente esencial para la agenda de inversión responsable, las discusiones sobre reporte y divulgación de los inversionistas han recibido hasta ahora mucha menos atención dentro de esta agenda.
Como intermediarios de los demás actores económicos, los inversionistas generan impactos positivos en la economía y la sociedad al canalizar capital, convirtiéndose en dinamizadores de los mercados y motores del desarrollo. Sin embargo, también pueden contribuir a impactos negativos significativos ligados a las actividades en las que invierten.
Al invertir en negocios con impactos sobre los derechos humanos o el medio ambiente, altas emisiones de gases de efecto invernadero, o que contribuyen a la pérdida de biodiversidad, entre otros, los actores del sector financiero generan impactos significativos en el desarrollo sostenible. Por eso están llamados a alinear sus portafolios con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y agendas globales como el Acuerdo de París.
La creciente evidencia de los beneficios de invertir con criterios de sostenibilidad y ASG, y alineados a estas agendas internacionales está poniendo la sostenibilidad en el centro de la agenda del mercado de capitales. Sin embargo, este creciente interés está también aumentando el riesgo de ESG washing, es decir, el intento por hacer que sus portafolios parezcan más sostenibles de lo que en realidad son.
Así como cada vez más inversionistas entienden la importancia de incorporar criterios ASG y de sostenibilidad en la inversión, el creciente interés por la inversión responsable también ha atraído a actores menos conscientes que buscan beneficiarse de esta tendencia. Esto, sumado a la dilución de los principios y métricas para definir qué es inversión responsable, ha llevado a que muchos inversionistas promulguen tener prácticas sostenibles o ASG que en la práctica no lo son tanto.
Un elemento crucial para abordar estos desafíos es mejorar la transparencia por parte de los inversionistas frente a su gestión y prácticas de asignación de capital. Los inversionistas deben fortalecer su medición, reporte y rendición de cuentas sobre dónde y cómo están invirtiendo, y cómo están integrando en sus procesos de inversión los criterios de sostenibilidad a los que se han comprometido.
Los Principios de Inversión Responsable (PRI) han avanzado de manera importante en fortalecer el reporte de sus signatarios como parte del Principio 6 sobre transparencia. Sin embargo, es importante que también midan y rindan cuentas de manera amplia e integral sobre su gestión interna y su operación. El compromiso con la sostenibilidad de los inversionistas no puede limitarse a sus prácticas de inversión, debe también abarcar sus propias prácticas de gestión.
Así como las empresas en las que invierten generan impactos de sostenibilidad y están llamadas a rendir cuentas al respecto, los inversionistas como organizaciones también generan impactos a través de sus propias operaciones, y deben ser transparentes frente a ello.
Como organización, los inversionistas también tienen empleados, oficinas, clientes, aliados comerciales, deben cumplir con la regulación, asegurarse de tener prácticas de empleo decente, asegurar la inclusión y diversidad, la protección de la privacidad del cliente, entre otros. Es por esto que también están llamados a medir y reportar los impactos que su gestión genera en el desarrollo sostenible, pues esto les permite mejorar sus prácticas internas, alineando su gestión con los compromisos generales de sostenibilidad que han asumido.
La agenda de inversión responsable necesita inversionistas que sean conscientes de su contribución al desarrollo sostenible, tanto desde su quehacer como desde su operación. Ese es en última instancia el origen y objetivo principal de esta agenda, y la transparencia juega un papel fundamental para alcanzarlo.
Para contribuir a esta discusión, el GRI ha decidido priorizar el desarrollo de Estándares Sectoriales de reporte para banca, aseguradoras y mercado de capitales (asset owners y asset managers). Con estos tres Estándares Sectoriales del GRI enfocados en el sector financiero, se espera contribuir a la medición, transparencia y rendición de cuentas de los inversionistas como actores clave del desarrollo sostenible, tanto desde los impactos de su gestión como desde el impacto de sus inversiones. El proceso para la construcción de estos Estándares apenas comienza, y se espera que una vez desarrollados, el sector financiero tenga más herramientas para reportar información al mercado y a sus grupos de interés, de manera que éstos tengan más insumos para tomar decisiones más informadas en su relacionamiento con los inversionistas.
Los inversionistas cumplen una función central en la economía y juegan un rol fundamental en el desarrollo sostenible. Ya es hora de que la rendición de cuentas sobre su gestión y prácticas de inversión reciba la relevancia que merece en la agenda de inversión responsable, y se convierta en una práctica habitual de todos los inversionistas como parte de su compromiso con la sostenibilidad.