Por: Gustavo Ávila, Head del área de Finanzas Sostenibles y Senior Director del área de Corporates en la Calificadora de Riesgo FIX
Gustavo Ávila es Licenciado en Economía Cum Laude egresado de la U.B.A. (Argentina) Y ha aprobado los niveles I y II del CFA. Ha participado como expositor en diversos cursos y exposiciones, y ha completado diversos cursos internacionales incluyendo el de Principios para la Revisión de Evaluaciones de Impacto Ambiental del B.I.D. y el de Energy Transition por IFP School. Actualmente, se desempeña como Head del área de Finanzas Sostenibles y Senior Director del área de Corporates en la Calificadora de Riesgo FIX (afiliada de Fitch Ratings). A su vez, en sus más de 18 años de trayectoria en la compañía, fue analista de distintos sectores, incluyendo Fondos Comunes de Inversión, Entidades Financieras y Estructurados.
El Principles for Responsible Investment (Iniciativa de inversionistas apoyada por la Organización de las Naciones Unidas) define la inversión responsable como una estrategia y práctica para incorporar factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) en las decisiones de inversión y el ejercicio activo de la propiedad.
Dentro de Hispanoamérica (que incluye aquellos países de habla hispana en América), México, Chile y Colombia son los países con mayor desarrollo de la Inversión Responsable en Latinoamérica (exceptuando Brasil), y que cuentan con Taxonomías. Aunque la gran mayoría de los países presentan iniciativas valiosas en la materia.
Si bien los conceptos asociados a inversión responsable son más novedosos en esta región, la tendencia global es inevitable. Temas claves como la inequidad, zonas altamente expuestas a riesgos climáticos, pérdida de biodiversidad y caída del valor de los activos ante factores ESG, son ejemplos de la importancia de este tema.
La Inversión Responsable incluye, entre otros, la inversión en instrumentos de deuda del mercado de capitales como los Bonos Verdes, Sociales y Sostenibles (SVS) y los Vinculados a la Sostenibilidad (VS), los préstamos SVS y VS y las inversiones ESG a través de Fondos o ETFs.
El mercado de capitales a partir de los Bonos temáticos o etiquetados es uno de los principales motores del crecimiento de las Inversiones Responsables en la región. Los Bonos Verdes (instrumentos que presentan un impacto ambiental positivo) fueron los primeros en evidenciar un fuerte crecimiento y continúan representando la mayor parte de las emisiones tanto a nivel mundial como en la región. Según Green Bond Transparency Platform (GBTP) del BID el volumen emitido de Bonos Verdes de Hispanoamérica es cercano a los USD 27.000 millones.
Por su parte, los Bonos Sociales (instrumentos que presentan un impacto social positivo a una población objetivo con ciertas vulnerabilidades) y los Bonos Sostenibles (que presentan tanto impacto ambiental como social) se ubican en segundo y tercer lugar respectivamente. Particularmente, los Bonos Sociales crecieron en forma significativa con la pandemia y permitieron que compañías de menor tamaño relativo u ONGs hayan emitido Bonos SVS con bajos volúmenes pero un alto impacto relativo.
Los Bonos SVS tienen un foco en proyectos y el 100% de los fondos obtenidos en la colocación tienen que ser destinados a la financiación (o refinanciación) de proyectos con impacto ambiental y/o social positivo. Los Principios de Bonos Verdes, Sociales y la guía Sostenible del ICMA (International Capital Market Association), establecen los lineamientos principales para la emisión de estos instrumentos. Los cuatro ítems que evalúan los revisores externos, como FIX (afiliada de Fitch Ratings) para evitar el «Greenwashing» son:
- Uso de Fondos
- Proceso de Evaluación y Selección de los Proyectos
- Gestión de los Fondos
- Informes.
Por su parte, ICMA también establece lineamientos para la emisión de los Bonos Vinculados a la Sostenibilidad (VS), que es el otro tipo de instrumento de rápido crecimiento (representaron más del 30% de las emisiones SVS y VS de América Latina en el primer semestre de 2022). En estos instrumentos, el foco está en el emisor y en la mejora de su sustentabilidad. Para ello, los puntos que evalúan los revisores externos en general son: i) Selección de los indicadores clave de desempeño (KPI); ii) Calibración de los objetivos de desempeño en sostenibilidad (SPT); iii) Características del Bono; iv) Presentación de informes; v) Verificación. En este caso, los fondos obtenidos por la financiación son de libre disponibilidad para el emisor y la característica de estos Bonos es que el premio o castigo por el cumplimiento o no del nivel del o los KPI establecido/s, se encuentra incorporado en los documentos legales del instrumento. Es importante que la mejora en la sustentabilidad sea ambiciosa, evitando el “business as usual”, y que los KPI establecidos sean materiales para el emisor.
Los mercados de la región, a partir de distintas iniciativas, también contribuyeron al desarrollo de las finanzas sostenibles. Esto incluye la creación de índices sostenibles o ESG y la creación de guías y paneles de bonos SVS y VS, entre otros. Los fondos ESG o ASG son otro elemento clave. Además, muchos inversores institucionales presentan requerimientos crecientes en la materia, lo que implica una mayor demanda hacia instrumentos etiquetados y una mayor financiación a las compañías con mejores estándares ESG.
El sector bancario es otro sector dinamizador de las inversiones responsables. La región presenta diversas iniciativas, incluyendo protocolos y mesas de Finanzas Sostenibles donde las entidades se comprometen a desarrollar políticas internas para implementar estrategias de sostenibilidad, crear productos y servicios financieros para apoyar el financiamiento sustentable, integrar en sus análisis de riesgos los riesgos sociales y ambientales y promover una cultura de sostenibilidad. A su vez, algunos bancos de la región también emitieron Bonos SVS y VS.
Tanto vía el mercado de capitales como a través de bancos, el principal sector financiado corresponde al de la energía renovable, mientras que otros sectores con participación elevada y buena perspectiva son el de transporte «limpio», edificios ecológicos y uso sustentable del suelo.
La perspectiva de la inversión responsable en Hispanoamérica es positiva, con una mayor oferta gradual de instrumentos y una demanda creciente a partir del mayor conocimiento, la buena performance relativa y los mayores requerimientos internacionales y regulatorios. Mientras tanto, los desafíos provienen de la necesidad de mayor transparencia para evitar prácticas de «greenwashing», la falta de estandarización de la información ESG, taxonomías y marcos, y la necesidad de regulaciones para las compañías en línea con su generación de externalidades negativas.