Por: Catalina Ricaurte Gracia, Asociada Senior de proyectos en CCADI
Asesora en finanzas climáticas e inversión responsable y docente universitario en inversión con criterios Ambientales, Sociales y de Gobernanza. Administradora de empresas del Colegio de Estudios Superiores de Administración, con MBA en Energy Management Cum Laude del Politécnico de Milán. Trece años de experiencia en análisis de inversiones en renta variable, riesgo de crédito, planeación financiera y valoración de empresas en Colombia en compañías como Porvenir, Cementos Argos y Ultraserfinco (hoy Credicorp Capital). Actualmente asociada senior de la Iniciativa de Divulgación de Activos Climáticos de Colombia (CCADI). Certificada en inversiones ASG por el CFA Institute y en Riesgos Climáticos y Sostenibilidad por Global Association of Risk Professionals (GARP).
Los inversionistas tienen la posibilidad de generar impactos positivos y contribuir a solucionar los retos de la agenda global de sostenibilidad, a través de sus decisiones de inversión. La inversión responsable integra los asuntos ambientales, sociales y de gobernanza en la gestión de las inversiones y concibe a los inversionistas como responsables por los impactos, ya sea positivos o negativos, que generan las empresas o activos en los que invierten. En este artículo exploramos la inversión responsable desde una perspectiva práctica, por medio de casos y ejemplos de empresas, con el fin de que el lector comprenda la relevancia y el valor de integrar los asuntos ASG en las decisiones de inversión.
Los asuntos ambientales incluyen aquellos relacionados con el medio ambiente, tales como las emisiones de carbono, el consumo de recursos naturales como el agua, así como los eventos climáticos extremos que impactan a la sociedad y, por ende, a las empresas. Por su parte, los asuntos sociales abarcan la manera en que una empresa trata a sus empleados, cómo contribuye a la comunidad y cómo aborda los derechos humanos y la igualdad de género. Los asuntos de gobernanza se relacionan con la forma en que una empresa es dirigida y controlada, incluyendo la transparencia y responsabilidad en la toma de decisiones y la remuneración de los accionistas.
Para ilustrar lo anterior a través de un ejemplo, un inversor que tiene una participación accionaria del 10% en una empresa que extrae y comercializa carbón, y que genera 1 millón de toneladas de gases de efecto invernadero – GEI, tendría una responsabilidad por 100,000 toneladas de GEI y, por ende, por los efectos negativos que tienen dichas emisiones en el cambio climático.
En el pasado, los asuntos ASG eran incorporados exclusivamente por un nicho de inversores socialmente responsables, pero esto es parte del pasado. En la actualidad, los asuntos ASG forman parte esencial de la gestión de las inversiones y su desarrollo ha sido impulsado por organismos como la Organización de las Naciones Unidas – ONU y los Principios de Inversión Responsable (PRI, por sus siglas en inglés).
La integración de los asuntos ASG está vinculada a la generación de valor a largo plazo por parte de las empresas, así como a la mitigación de riesgos de inversión y el surgimiento de nuevas oportunidades de inversión. La integración de los asuntos ASG está relacionada con el dinero que se puede dejar sobre la mesa, que los inversores pueden perder o dejar de ganar.
Según el estudio anual de riesgos globales del Foro Económico Mundial para 2023, el 80% de los grandes riesgos globales para los negocios y la inversión están relacionados con aspectos ambientales, sociales y de gobernanza (ASG). En el estudio, dentro de los riesgos globales ambientales, destacan el fracaso en la mitigación y adaptación al cambio climático, los desastres naturales y eventos climáticos extremos, la pérdida de la biodiversidad y el colapso de los ecosistemas, así como la falta de disponibilidad de recursos naturales. En los asuntos sociales, la publicación del Foro Económico Mundial destaca la migración involuntaria de la población y la polarización a nivel social dentro de los mayores riesgos globales para los negocios.
En conjunto con el análisis de los factores a nivel financiero, un inversionista de una empresa de bebidas debería considerar el riesgo ASG (en específico de carácter ambiental) asociado al acceso que tiene dicha empresa a recursos naturales como el agua, necesaria para la producción. Actualmente, los riesgos asociados a la escasez de recursos ya se están materializando, generando impactos para las empresas y, por ende, para los inversionistas de estas, en algunas regiones del mundo. Tal es el caso de México, principal país del mundo por exportaciones de cerveza, el cual anunció en 2022 la introducción de restricciones a la producción de esta bebida en el norte de este país, con el objetivo de priorizar el recurso hídrico para el consumo humano ante la sequía sufrida y la baja disponibilidad de agua en esta zona del país.
Otro ejemplo que muestra la importancia de los asuntos ASG para los inversores es el de Tesla (NASDAQ: TSLA), empresa líder de vehículos eléctricos en Estados Unidos. El precio de la acción de esta empresa se ha devaluado un 43% en los últimos doce meses, debido en parte a los asuntos ASG. En abril de 2022, el índice ASG del S&P 500 retiró la acción de Tesla, argumentando que la empresa no tiene una estrategia de negocio de bajas emisiones de carbono, la ausencia de códigos de conducta para sus empleados y las condiciones laborales deficientes en algunas de sus operaciones. Posteriormente, el suministro de baterías para la producción de vehículos de Tesla se vio afectado por las restricciones en los puertos chinos, lo que generó pérdidas millonarias para la compañía y una revisión a la baja de sus proyecciones de ganancias. Por último, Tesla anunció la suspensión temporal de su operación en su gigaplanta en China, la más grande en términos de capacidad, debido a los altos niveles de contagio de COVID entre sus empleados, después de que se levantaron las medidas de China contra el COVID.
Los asuntos ESG y la agenda global en sostenibilidad también abren la puerta a oportunidades para los inversores. Según McKinsey, las oportunidades de negocio derivadas de la transición hacia una economía global baja en carbono ascienden a 12 billones de dólares al año 2030 en sectores como la construcción sostenible, energía, agua y agricultura. Asimismo, programas como el Inflation Reduction Act en Estados Unidos, anunciado en 2022, buscan promover inversiones por más de 390.000 millones de dólares en actividades para combatir el cambio climático con un foco importante en energías renovables.
En conclusión, la inversión responsable o con criterios Ambientales, Sociales y de Gobernanza es hoy en día una de las grandes tendencias y seguirá posicionándose como la nueva forma de invertir y hacer negocios. Al invertir de manera responsable, los inversionistas pueden mitigar riesgos y tomar ventaja de atractivas oportunidades de inversión en sectores estratégicos para la transición hacia una economía baja en emisiones de carbono como las energías limpias, la construcción sostenible y la agricultura.