Desde su perspectiva, ¿Cuál es el futuro de la Inversión Responsable y sostenible en el mercado hispanoamericano en los próximos 5 años?
[MG] El desarrollo sostenible y la inversión responsable se han convertido en conceptos colectivos, no solo por el apoyo que han recibido por parte de gobiernos e instituciones de todos los tamaños, sino también por la relevancia y el impacto en la generación de valor en los negocios, y por el interés de los inversionistas de contar con instrumentos cada vez más alineados a los criterios ASG.
Bajo ese contexto, lo que hemos visto en los últimos años es la expansión de la inversión sostenible y responsable en múltiples territorios, las cuales se evidencian en datos, como, por ejemplo:
- Se estima que la inversión en activos relacionados con factores ambientales, sociales y de gobernanza llegue a US33,9 trillones para 2026 frente a US18,4 trillones en 2021. Esto se traduce en una tasa de crecimiento compuesto de 12.9% lo que implica que la inversión ASG constituiría 21,5% de los AUM globales en menos de 5 años.
- En 2022 se emitieron a nivel mundial más de US$ 362 billones de bonos verdes, sociales, sostenibles, corporativos.
- En 2022, el 75% de los directivos a nivel global aumentó sus inversiones en sostenibilidad.
Esta tendencia también se ha visto reflejada en los países de América Latina y el Caribe, en los que, además de registrar incrementos en el número de suscriptores a los Principios de Inversión Responsable, se ha evidenciado una mayor demanda de bonos sociales y sostenibles, y de préstamos vinculados a la sostenibilidad.
Según un artículo de S&P Global, los bonos vinculados a la sostenibilidad representaron más de 30% de las emisiones de bonos de América Latina en el primer semestre de 2022, lo que lo posiciona como uno de los instrumentos más populares en la región en los últimos 18 meses.
De allí, que el futuro de la Inversión Responsable y Sostenible en el mercado hispanoamericano se vea con optimismo y expectativa de crecimiento. Incluso, según los pronósticos de Bloomberg Intelligence, y suponiendo un crecimiento del 15%, los activos ASG podrían superar los USD 50 mil millones para 2025.
Lo anterior impulsado y apalancado por asuntos como:
- Un mayor liderazgo en la generación de este tipo de instrumentos de inversión por parte de las instituciones financieras
- Unos gobiernos que están promoviendo el desarrollo del mercado de bonos temáticos como una vía de financiación para cumplir con sus objetivos ambientales, climáticos y de sostenibilidad de los países
- Un avance significativo en el establecimiento de guías, estándares y regulaciones en la materia. Por ejemplo, en Colombia, la Superintendencia Financiera emitió la Taxonomía Verde, con la cual se busca apoyar en la correcta identificación y evaluación de actividades económicas y activos con contribuciones sustanciales para el logro de objetivos ambientales para impulsar la movilización efectiva de recursos públicos y privados hacia las inversiones ambientales, que permitan cumplir con los compromisos internacionales del país
- Una mayor consciencia de los inversionistas en cuanto a la priorización de las inversiones responsables y sostenibles, no solo por los retornos, sino también por el beneficio a la sociedad y al medio ambiente. Este tipo de inversiones puede fomentar el desarrollo de empresas y tecnologías que tienen un impacto social y ambiental positivo
- Unos líderes locales y globales que entienden la relevancia de su rol en los procesos de transición y cuidado del medio ambiente. Según el informe CxO Sustainability Report: Accelerating the Green Transition de Deloitte, el 91% de los líderes globales entienden que garantizar una «transición justa» es importante o extremadamente importante para sus organizaciones.
¿Cuáles son los mayores desafíos a los cuales se enfrentan los países de América Latina en el desarrollo de la Inversión Responsable?
[MG] Como ya lo mencionaba, lo que estamos viendo es que América Latina y el Caribe están levantando sólidos cimientos para el desarrollo de la Inversión Responsable, por lo que, si pensamos en algunos desafíos, podríamos mencionar:
- Primero, el efecto del contexto macroeconómico y de las condiciones coyunturales sobre la dinámica de emisión de instrumentos financieros asociados a la sostenibilidad
- Segundo, la profundización, puesta en marcha y actualización de las regulaciones asociadas a la Inversión Responsable
- Tercero, la concientización y apuesta de las instituciones financieras para continuar viabilizando e impulsado la Inversión Responsable, no solo desde la creación de herramientas e instrumentos financieros, sino desde la financiación en sí misma
- Cuarto, realmente dimensionar el impacto social y ambiental que generan los negocios, para sentar bases, métricas y resultados esperados.
¿Cómo cree que los países de América Latina y Europa podrían trabajar juntos para potenciar sus respectivos esfuerzos respecto de la Inversión Responsable?
[MG] En estos temas Europa nos lleva la delantera, por lo que, la clave del trabajo conjunto podría estar en compartir conocimientos, poner a disposición de los países de la región la experiencia que tienen en el tema, y en seguir aportando a la estructuración de proyectos, tal y como se ha hecho hasta ahora. Algo que hemos aprendido en todos estos procesos es que lo importante es construir sobre las experiencias, enriquecer y adaptar las mejores prácticas que identificamos para asegurar inversiones más conscientes con la sociedad y el planeta.
Por otro lado, creo que podría haber cierto apoyo en cuanto a la conexión y prescripción de Europa ante los inversionistas extranjeros para que vean el potencial y avance que han realizado los países de América Latina y el Caribe en la incorporación de criterios ASG y la consolidación de Inversiones Responsables.
América Latina está enfrentándose desde hace varios años a problemáticas sociales junto a eventos climáticos extremos. En la región, según su opinión ¿Cuáles son las temáticas ASG que se tienen que tratar con mayor urgencia y/o profundidad?
[MG] En lo social hay muchas prioridades, porque tenemos que asegurar y aportar al mejoramiento de la calidad de vida de las personas, garantizar un trabajo digno y bien remunerado, y buenas condiciones de salud y bienestar. Nuestra región enfrenta retos apremiantes en temas como la desigualdad, la pobreza y la inequidad. Esto implica que tenemos que tomar acción. Y no sólo los Gobiernos. Somos todos. Son tan grandes los retos que superarlos requiere de un conjunto de acciones colectivas, desde todos los sectores, que nos permitan cambiar paradigmas, generar oportunidades y transformar nuestro entorno.
En lo ambiental es fundamental agilizar las metas que tenemos en cuanto a la gestión del cambio climático para asegurar la perdurabilidad del planeta, de las personas y de los negocios, entendiendo que la transición hacia una economía baja en carbono debe ser justa y equilibrada. Tenemos, además, que adaptarnos pues aun cumpliendo las metas globales, tendremos que transformarnos con esta nueva realidad y esto implica reconocer y mitigar los riesgos que plantea e identificar oportunidades que se generan en entornos de cambio. Pienso que en los temas ambientales tenemos un camino importante por recorrer en la generación de una conciencia sobre la sostenibilidad del planeta. Las nuevas generaciones ya lo están reconociendo, pero nuevamente esto debe ser un esfuerzo que vaya más allá de las buenas intenciones y se traduzca en acciones concretas, con recursos y la claridad de que lo que invertimos en proteger y conservar el medio ambiente mostrará sus verdaderos retornos en el largo plazo.
¿Cómo está evaluando los avances regulatorios en la región? ¿Cree que son suficientes para impulsar y consolidar la Inversión Responsable?
[MG] Como en todo, siempre hay oportunidades de mejora, pero vamos por buen camino. A hoy, muchos de los países de la región cuentan con regulación o taxonomía sostenible / verde que impulsa el crecimiento y la consolidación de la Inversión Responsable.
Por ejemplo, en Brasil, desde 2014 se cuenta con los lineamientos para el establecimiento de políticas de responsabilidad social y ambiental para entidades financieras; y en 2021 el regulador del país estableció las reglas para que los bancos elaboren políticas de responsabilidad social, ambiental y climática que fortalezcan sus estructuras de gestión de riesgos. En Chile, en 2021 se empezó con la estandarización de la información de sostenibilidad y gobierno corporativo en los informes anuales de las entidades financieras.
En Colombia, por su parte, desde 2022 nos convertimos en el primer país del hemisferio occidental en adoptar una taxonomía verde nacional. Una herramienta que identificó las prioridades ambientales del país para siete sectores (energía, construcción, gestión de residuos y captación de CO2, gestión del agua, transporte, ganadería, agricultura, y forestal) en términos de: mitigación del cambio climático, adaptación al cambio climático, conservación de los ecosistemas y biodiversidad, gestión del agua, gestión del suelo, economía circular, y prevención y control de la contaminación.
Además, antes de esto, en 2021 el Gobierno de Colombia publicó las Directrices para el Desarrollo de Proyectos de Infraestructura de Transporte Sostenible para la Quinta Generación de Concesiones (CONPES 4060 de 2021), incorporando criterios ambientales, sociales y de gobernanza en el diseño, la financiación, la operación y el seguimiento de los proyectos; y la Superintendencia Financiera de Colombia publicó los requisitos para integrar los riesgos ambientales, sociales y de gobernanza y climáticos en la política de inversión y en los sistemas de administración de los fondos de pensiones y de las compañías de seguros.
¿Qué consejos les da a los líderes empresariales para impulsar la inversión Responsable como objetivo estratégico dentro de las organizaciones?
[MG] Principalmente, que vean en la sostenibilidad una fuente de valor empresarial, pues no solo nos permite aportar de manera positiva al entorno en el que desempeñamos nuestra actividad, sino también a identificar nuevas oportunidades de negocio, a mitigar los riesgos a los que podemos vernos expuestos, a ganar eficiencia operacional, a acceder a nuevos mercados y a sentar las bases de la perdurabilidad.
Desde Corficolombiana así lo hemos entendido, y por esto nosotros nos hemos comprometido con la inversión consciente y con propósito. Una inversión que, además, de generar valor económico le apuesta al valor social y ambiental, al aporte al país y su progreso, y al desarrollo de nuestras comunidades. Nosotros creemos en Colombia y por eso seguimos invirtiendo en el país y la región.