Por: Tania Navarro, Project Manager / Finanzas Sostenibles, Costa Rica
Profesional con más de 10 años de experiencia en el sector financiero, tanto bancario como bursátil. Posee un MBA de la Universidad Estatal a Distancia y es graduada del Diplomado de Finanzas Sostenibles de la Universidad Finis Terrae en Chile. Desde el 2018, esta involucrada en la implementación de proyectos relacionados con Finanzas Sostenibles.
Si quisiéramos conversar sobre megatendencias, lo más probable es que iniciemos hablando de digitalización, el internet de las cosas, realidad aumentada e inteligencia artificial. Estos y muchos otros temas han venido transformando nuestra forma de vida en las últimas décadas. Como sociedad, estamos enfrentando retos que muchos de nosotros no imaginábamos llegarían tan pronto.
Precisamente, uno de los temas que también requieren nuestra atención hoy en día, y que se suma a la necesidad de transformar la forma en la que hacemos negocios, es la lucha contra el cambio climático. Desafortunadamente, este no es un «trending topic» y requiere dedicación para poder comprender su impacto real.
El Acuerdo de París representa un tratado histórico adoptado en 2015 por 195 países con el fin de combatir el cambio climático y acelerar e intensificar las acciones e inversiones necesarias para un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono. Esto, con el objetivo de limitar el calentamiento global a, preferiblemente, 1,5 grados Celsius o menos.
La siguiente imagen nos muestra cómo será nuestro planeta si alcanzamos o no delimitar el calentamiento global del que tanto se habla.
En la imagen vemos cómo, conforme aumenta el calentamiento global, nos enfrentamos a un mundo desconocido donde la mayoría de las especies no podrán sobrevivir, y por supuesto, no tendremos un mundo tal como lo conocemos hoy para continuar realizando negocios.
Los impactos previstos no son únicamente a nivel ambiental, en temas como el aumento del nivel del mar, las sequías, el aumento de las temperaturas, la pérdida de biodiversidad y los fenómenos climáticos extremos, sino que estos tienen una correlación directa con impactos negativos a nivel social, tales como la inseguridad alimentaria, la afectación en la salud de las personas, el desplazamiento forzado de poblaciones, el aumento de la pobreza, entre muchos otros.
En los últimos años, han incrementado los programas impulsados por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP FI) que buscan generar conciencia, informar y acompañar a las organizaciones del sector financiero para que puedan adaptar sus estrategias de negocio a ser más sostenibles en el tiempo, gestionando de manera adecuada su impacto directo y el de su cadena de valor en temas ambientales, sociales y de gobernanza (ASG). Dentro de los cuales, podemos mencionar los Principios de Inversión Responsable, Principios de Banca Responsable, Principios para la Sostenibilidad en Seguros, entre otros.
Estas organizaciones están realizando un arduo trabajo y nos muestran constantemente los avances tangibles que han logrado, tales como incrementar los signatarios a estas iniciativas, quienes se comprometen a integrar en sus decisiones estratégicas las dimensiones ASG, trabajar la cultura y capacidad de los colaboradores para atender la implementación de esa estrategia, promover la transparencia y la rendición de cuentas, así como influir por medio de alianzas en el desarrollo de políticas y regulaciones públicas que promuevan la gestión de las finanzas sostenibles.
Aunado a esto, la buena noticia es que existen soluciones para poder disminuir estos efectos. La Inversión Responsable es el motor para fomentar la transición hacia la descarbonización de la economía, lo que permitirá a las empresas ser sostenibles en el tiempo, aprovechar las oportunidades de negocio que estos retos traen, atender los requerimientos de las nuevas y futuras generaciones, así como asegurar un mundo en el que podamos seguir viviendo y desarrollando nuestros negocios.
Existe una amplia gama de productos que permiten practicar la inversión responsable, tales como:
- Bonos y préstamos verdes, sociales, sostenibles, así como los vinculados a la sostenibilidad.
- Fondos de inversión que invierten en empresas que cumplen con criterios ambientales y sociales.
- Fondos temáticos, destinados específicamente a un ámbito particular con algún impacto positivo.
Estos productos están actualmente enfocados principalmente en inversiones en energía renovable, eficiencia energética, transporte limpio, agricultura sostenible, construcción sostenible, conservación de la biodiversidad, economía circular, y en temas sociales tales como educación, generación de empleo para poblaciones vulnerables, salud y bienestar, proyectos que promuevan el respeto a los derechos humanos e innovación social.
También se debe considerar que existen distintas formas de practicar la inversión responsable, tales como priorizar la selección de empresas o sectores con buen desempeño ASG a la hora de la conformación del portafolio de inversión, incorporar la gestión de riesgos ambientales en las decisiones de inversión, invertir en instrumentos temáticos como los mencionados anteriormente.
Tal como lo menciona Larry Fink, CEO de BlackRock, en su carta a sus clientes en 2022:
“Yo creo que la descarbonización de la economía global va a crear la mayor oportunidad de inversión de nuestra vida. También dejará atrás a las compañías que no se adapten, independientemente de la industria a la que pertenezcan”.
Debemos enfrentar este gran reto en varios frentes. La regulación y las exigencias relacionadas con la incorporación de los riesgos relacionados con el cambio climático en las instituciones financieras cada vez son mayores. Sin embargo, queda mucho camino por recorrer, y algunos países van más adelantados que otros. El compromiso del sector privado y las alianzas público-privadas deben continuar impulsando esta importante agenda.
Que no nos pase lo que a muchas empresas, quienes por no adaptarse a los cambios tecnológicos hace algunas décadas, hoy son tan solo historia. ¡Debemos actuar en el momento correcto, y el momento es ahora!