Por: Liliana Torijano, Directora Planta Unilever en Palmira – Colombia
Química de la Universidad del Valle y especialista en Administración de Empresas de la Universidad ICESI. Cuenta con más de 20 años de experiencia en aseguramiento de calidad, manufactura, ingeniería y gestión de proyectos. Laboró en la industria farmacéutica por más de 5 años en importantes empresas del sector como Baxter, antes de decidir ser parte del proceso de selección proactivo que Unilever realizó para el cargo de dirección de la planta, en el cual fue seleccionada y desde hace más de 3 años asume la dirección de la Planta HPC de Unilever en Palmira, Valle del Cauca.
Con las lecciones que deja la pandemia a toda la humanidad vienen también profundas reflexiones que deben hacerse las empresas; porque, si bien es cierto que los efectos del Covid-19 comienzan a retroceder, las organizaciones deben seguir protegiendo la salud de sus colaboradores y no abandonar su enfoque de sostenibilidad, tanto con aquellos que trabajan desde casa, como con quienes laboran en presencialidad.
En el caso de las empresas fabricantes de productos de consumo, como en la que yo trabajo, es importante recalcar, sobre todo en estos tiempos, la gestión de una cultura de sostenibilidad con valores y objetivos claros.
Pero la sostenibilidad empresarial tiene otra cara que hay que ver con atención, y es la de la inclusión y la equidad, dos requisitos indispensables para el desarrollo sostenible de las organizaciones.
En este gran capítulo, el fortalecimiento del papel de las mujeres es fundamental y aunque el tema de equidad de género cada día gana más visibilidad y relevancia, aún faltan esfuerzos por hacer y sobre todo en nuestro ámbito latinoamericano y en un campo como el mío, la cadena de abastecimiento. Y es que, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, en América Latina, las mujeres realizan el 75 por ciento del trabajo doméstico no remunerado, cinco de cada 10 están fuera del mercado laboral, y el 54% trabaja en contextos informales, con ingresos frágiles y con una mínima protección social.
Por ello, las empresas, en consonancia con los gobiernos y la sociedad en general, tienen un rol fundamental para eliminar las desigualdades de género e impulsar el desarrollo sostenible, garantizando la igualdad de oportunidades y creando ambientes de trabajo inclusivos y seguros, que incentiven una verdadera equidad.
Con la adopción de estas políticas, las organizaciones pueden marcar una gran diferencia y cambiar la vida de muchas familias y comunidades. Afortunadamente este cambio ya comienza a darse y cada vez más empresas adelantan acciones concretas como la eliminación de diferencias de remuneración entre hombres y mujeres, la implementación de normas que mejoran el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, y el aumento del papel de las mujeres en la toma de decisiones en los niveles de gerencia media y superior, entre otros.
Mi historia es un buen referente para las compañías. Una mujer casada, con dos hijos y una profesión técnica, que ha desarrollado su carrera pese a las diferentes barreras y estereotipos para estas posiciones de la cadena de abastecimiento. Hace 3 años y medio tuve la oportunidad de ingresar en un proceso de selección y, gracias a mis capacidades y potencial, logré ser elegida y hoy me desempeño como directora de la planta de Cuidado Personal y del Hogar de Unilever en Palmira.
Y menciono mi caso personal, porque es un ejemplo palpable de esa inclusión para la cual se están dando pasos importantes. Hoy, como profesional, siento un orgullo muy grande de liderar un equipo de más de 800 personas, al cual pertenecen 234 mujeres en los diferentes cargos operativos, y 9 en cargos directivos.
Este ha sido un gran reto, pero con el respaldo de Unilever, mi crecimiento laboral ha sido fantástico gracias a su intención verdadera de incentivar un ambiente incluyente e inclusivo.
Ojalá que mi historia en algunos años sea la historia de muchas y que el papel de las mujeres siga creciendo en importancia en las empresas de nuestro país.