Por: Fred Seifert, Socio Director para LAC de Natural Intelligence
Fred Seifert es Socio Director para Latinoamérica y el Caribe (LAC) de NINT, la más grande consultora en finanzas sostenibles en la región. Economista, con maestría en Políticas Públicas, Fred ya actuó y lideró más de 100 proyectos relacionados con la gestión de riesgos ambientales y sociales, la estructuración y segunda opinión de bonos temáticos, el desarrollo de productos financieros sostenibles, la implementación de estrategias climáticas a nivel institucional y de país, entre otras consultorías, en 22 países. Además, es autor de publicaciones relevantes, como el Manual Práctico para la Implementación de SARAS, publicado en conjunto con eco.business Fund. Fred Seifert también es tutor del curso de TCFD & Cambio Climático de UNEP FI.
Las finanzas sostenibles no son una novedad en Latinoamérica y el Caribe (LAC). No sólo si consideramos el crecimiento reciente de las inversiones con estrategias ASG: hay iniciativas individuales, sectoriales y regulatorias de varios años en el tema en la región.
Ejemplos incluyen el primer Protocolo Verde de Brasil (1995), así como la primera regulación sobre SARAS para el sector financiero del país (Res. CM N 4.327/2014); Perú (Res. SBS 1928/2015) abarca otro ejemplo de regulación antigua, así como lo hace Colombia para las iniciativas, con su propio Protocolo Verde (2012).
Con estas acciones cada vez más consolidadas, hace sentido examinar cuáles son los próximos pasos de la región. Es importante mencionar que Latinoamérica y el Caribe es diversa y el panorama suele cambiar de acuerdo con cada país o mesorregión. Aun así, hay tendencias que deben ser concretadas, en alguna medida, en la región como un todo.Una de ellas es sobre normas ASG específicamente para el sector financiero. Siguiendo una tendencia también mundial, estas deben tornarse más sofisticadas. Así, suelen dejar de ser amplias, para enfocarse en temas específicos; y menos basadas en principios, para incluir directrices más detalladas para cada Institución Financiera.
En particular, se esperan en LAC nuevas regulaciones acerca del reporte de emisiones de GEI (Gas Efecto Invernadero) y la gestión de riesgos climáticos, así como un catch-up en cuestiones ASG más “básicas”. Ya hay casos de ambos movimientos: la Res. CMN 4.945/2021 de Brasil cambia la Res. CMN 4.327/2014, al exigir que la Política de Responsabilidad Social y Ambiental de la norma original incluya de modo más específico la variable climática, así como establecer acciones más precisas para su efectiva implementación.
Otro ejemplo es la Normativa SFC 031/2021 de Colombia, que demanda la consideración de los riesgos y oportunidades climáticas de parte de los emisores. Abordajes como la cuantificación de emisiones -directas y en cartera-, utilizándose de metodologías respaldadas como el PCAF, suelen ser fundamentales. También son relevantes la aplicación de recomendaciones del TCFD e indicadores SASB. Es relevante notar que la norma nombra a estos estándares de mercado como referencias.
Sobre el movimiento de catch-up en temas más básicos (p.ej. la implementación de SARAS), dos casos son relevantes: el de Honduras (Circular CNBS No 028/2020), que exige a las Instituciones Financieras un sistema de este tipo; y el de Ecuador (Res. SEPS 003/2022), que pide a las entidades del sector de economía popular y solidaria un SARAS según sus necesidades. Es interesante percibir que el caso ecuatoriano es una mezcla de los dos movimientos mencionados: trata de un tema básico (SARAS), pero lo hace para un grupo específico de IF.
En el anterior se puede ver que el clima viene siendo más discutido entre las IF en LAC. Y eso se da no solamente por la normatividad: hay subtemas cada vez más relevantes para sus negocios e iniciativas de mercado para entenderlos.
Una cuestión es el enfoque net-zero. Existe una demanda creciente para que las IF establezcan objetivos de reducción de emisiones financiadas (que son, en promedio, 700 veces sus emisiones operativas). El NZBA, por ejemplo, reúne a bancos comprometidos con tener cero emisiones netas en sus carteras para 2050. Por otro lado, la SBTi Impulsa una acción climática ambiciosa en el sector privado, apoyando a las empresas establecer metas de reducción de emisiones de GEI.
Otro subtema relevante son los análisis de escenarios climáticos. Estos son una metodología de prueba de estrés que permite evaluar el impacto de variaciones climáticas en parámetros relevantes sobre el capital, la liquidez o el valor en cartera de las IF, lo que les permite desarrollar una comprensión de cómo los riesgos climáticos pueden afectar sus negocios a lo largo del tiempo. La ya mencionada iniciativa TCFD tiene recomendaciones en esta línea.
Acá hay también oportunidades de financiamiento climático. Las IF están buscando cada vez más actividades que puedan solucionar retos en LAC y que son fundamentales en una recuperación sostenible post COVID. Se destacan actividades como transporte y construcción verde, gestión de residuos, agricultura sostenible y la reducción de la deforestación.
De hecho, el tema de disminución de la deforestación va mas allá de la agenda climática: las IF están más y más considerando las cuestiones relacionadas con la biodiversidad y la naturaleza. Eso a través de abordajes de gestión de riesgos, contribución a metas para la protección de la biodiversidad, y el financiamiento de soluciones basadas en la naturaleza.
Hay iniciativas en desarrollo para apoyar a las IF también en esta tendencia -y alineadas a las de clima. Por ejemplo, el TNFD, que sigue la misma estructura del TCFD; y el PBAF, que, como el PCAF, busca identificar el impacto sobre la biodiversidad relacionado a los préstamos y las inversiones de las IF.
Finalmente, hay la tendencia del etiquetado de cartera: la identificación de operaciones que poseen características ambientales y/o sociales positivas. Eso permite a las IF verificar si sus recursos están en línea con el desempeño y los objetivos ASG de la entidad.
Con eso, por ejemplo, las IF pueden identificar su capacidad para emitir bonos temáticos, que ganan fuerza en todo el mundo, con amplio potencial en LAC. Otra oportunidad está en las líneas sostenibles, productos financieros que buscan financiar actividades o activos que contribuyan para temas ASG, también un mercado cada vez más relevante.
Todo este panorama viene acompañado de un fortalecimiento de las áreas enfocadas en temas ASG de las IF, como indicado por aquellos que han firmado los PRB: la gran mayoría ya reconoce la sostenibilidad como una prioridad estratégica y cuenta con un sistema de gobernanza para eso, así como ya ha establecido acciones de sostenibilidad a nivel operativo.
En cualquier caso, la tendencia más clara entre todas es que las finanzas sostenibles son cada vez más un buen negocio en LAC.