Las empresas están viviendo un cambio en el paradigma de cómo analizar las inversiones que realizan, ya no basta hacer análisis enfocados 100% en si un proyecto es financieramente rentable o no, hoy se evalúa cómo la toma de decisiones afecta a todos los stakeholders, desde diversos puntos de vista
Actualmente y cada vez con más fuerza, la sociedad exige a las empresas una mayor transparencia y responsabilidad en sus operaciones. Esto obliga a todo tipo de empresas, pequeñas, medianas, cotizadas y no cotizadas a incluir dentro de sus estrategias las inversiones responsables. Muchas compañías han incorporado ya en su estrategia de negocio la sostenibilidad, lo cual implica tanto un cambio cultural, de paradigma al interior de la organización como del diseño de procesos y herramientas que permitan una verdadera integración de la sostenibilidad en toda la cadena de valor de la Compañía.
En el caso de Enel, en el año 2015, Grupo desarrolló el modelo de creación de valor compartido o CSV -por sus siglas en inglés-, que permite a la compañía contribuir en abordar los desafíos y problemáticas socioambientales, creando valor para todos los stakeholders. Esta línea toma en cuenta una serie de herramientas de análisis, monitoreo y planificación que lleva a cabo en las diferentes etapas del ciclo de vida de los activos, como lo son el desarrollo del negocio, la construcción e ingeniería, operación, mantenimiento y desmantelamiento, posibilitando implementar y diseñar acciones relacionadas a las necesidades de cada proyecto y territorio, mitigando posibles impactos ambientales y maximizando los beneficios sociales.
“La Compañía ha orientado sus ejes de trabajo con las comunidades locales en respuesta a las principales brechas económicas, sociales y ambientales presentes a lo largo del territorio de cada una de sus filiales, tomando como insumo los diagnósticos entregados por estudios asociados a la pobreza multidimensional y pobreza o vulnerabilidad energética”, sostiene Maurizio Bezzeccheri, gerente general de Enel Américas. En base a lo anterior, continúa el ejecutivo “el enfoque del relacionamiento está en el empoderamiento y resiliencia de las comunidades que habitan los territorios donde nuestra compañía desarrolla sus actividades de negocio, habilitando su desarrollo en respeto con las visiones, culturas y realidades propias ahí presentes”.
Es por esto por lo que las empresas están viviendo un cambio en el paradigma de cómo analizar las inversiones que realizan. Ya no basta hacer análisis enfocados 100% en si un proyecto es financieramente rentable o no, si no, que es necesario evaluar cómo la toma de decisión afecta a todos los stakeholders, desde diversos puntos de vista y es por eso, asegura Maurizio Bezzeccheri, que “los criterios ASG, que se refieren a factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo, seguirán siendo clave en la toma de decisiones de inversiones sostenibles”.
Acelerando las inversiones sostenibles
Otros aspectos que seguirán apoyando la aceleración de las inversiones responsables para este 2023 son, por una parte, el impulso de la sostenibilidad, cooperación y voluntad política. Desde este punto de vista, los gobiernos deberán continuar implementando en el corto plazo marcos de políticas claras y transparentes que permitan definir estrategias, inversiones y operaciones alineadas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS). También es muy relevante la seguridad jurídica que puedan ofrecer los países para incentive inversiones sostenibles.
El impulso de la sostenibilidad es un factor clave para un desarrollo que permita cerrar progresivamente las brechas económicas, sociales y ambientales y apoye la recuperación. La crisis de la pandemia ha exacerbado las debilidades de la Región y ha impuesto una aceleración y profundización hacia una economía baja en carbono.
La transparencia, estandarización y la lucha contra el greenwashing (práctica que consiste en hacer creer que la empresa es más sostenible de lo que es) son aspectos relevantes que ayudan en este proceso por acelerar las inversiones sostenibles. El crecimiento de la regulación y de los marcos de divulgación en todos los sectores será una de las principales tendencias y una prioridad para el incentivo de las inversiones, aunque efectivamente requerirá de mucho tiempo y recursos.
“En Enel Américas hay especial cuidado por la integridad del negocio a través de los diferentes códigos publicados y accesibles a través de nuestro sitio web, como el código ético, la política de derechos humanos y el plan anticorrupción. De hecho, esta política está certificada con la norma ISO 37.001, la cual ha sido reconocida solo por unas pocas empresas en América Latina”, comenta Rafael de la Haza, responsable de Relación con Inversionistas de Enel Américas. Otro gran ejemplo de transparencia y de buen gobierno en términos de reporte corporativo es el informe de Total Tax Contribution. Este documento detalla De la Haza, “nuestra compañía lo publica desde 2018 y a través del que se informa anualmente de la contribución fiscal que realiza el grupo en cada uno de los países en donde opera, y que ha sido recibida como una buena práctica a nivel internacional, digna de replicar por el mercado local”.
Otro aspecto que ayudará a la aceleración de las inversiones sostenibles tiene que ver con los desafíos de la sostenibilidad en la cadena de suministro. Para ello, las empresas ya están llevando adelante estrategias como la economía circular, la innovación y la sostenibildad para que los socios asuman como propios dichos valores y objetivos.