Por: Fernando Galindo, Coordinador de Comunicación en VITALIS
Fernando Galido es Coordinador de comunicación y miembro del Comité de Inversiones en Vitalis, expertos en inversiones y pensiones. Es Profesor de la Facultad de Economía y Negocios en la Anáhuac. Es Doctor en Filosofía por la Universidad de Konstanz, Alemania.
Saúl Luciano Lliuya, agricultor y guía de montaña de la ciudad de Huaraz, en los Andes de Perú, demandó en el 2015 a RWE, la compañía de energía más grande de Alemania ante una corte estatal alemana (The Economist, Junio 2 de 2022). La ciudad de Huaraz está situada a tres mil metros sobre el nivel del mar, y recibe agua del lago de Palcacocha, situado a 4,500 metros sobre el nivel del mar. La cantidad de agua en el lago Palcacocha ha aumentado drásticamente debido a la desglaciación paulatina de las montañas que rodean al lago, efecto del aumento de temperatura global. Un desbordamiento del lago Palcacocha pondría en riesgo la vida de al menos 50 mil habitantes de la ciudad de Huaraz.
El impacto del cambio climático no siempre se manifiesta en cambios tan notorios (y peligrosos) en cuerpos de agua, o en catástrofes medioambientales como los grandes incendios en el norte de América, en Australia y ahora en Europa; basta ponderar la incidencia de enfermedades respiratorias en niños pequeños en la Ciudad de México o en Toluca, dos de las ciudades más contaminadas del país.
A nivel regional, en Latinoamérica preocupaciones muy legítimas de otro tipo, como la seguridad, la precariedad económica y la corrupción dificultan que prestemos atención a problemas como el calentamiento global.
Sin embargo el calentamiento global es el principal riesgo a mediano plazo para la operación industrial y empresarial que enfrentamos en la región; y a la vez, la transición energética es una de las mayores oportunidades de inversión. La indispensable transición energética y la nueva economía verde que tenemos que construir, representan el reto más importante de esta generación. Para lograr ese paso a la economía verde es indispensable el sector financiero. Por eso una de tendencia global en finanzas es la preocupación por la inversión responsable.
La inversión responsable considera el impacto que decisiones de inversión tienen en el medio ambiente y la sociedad. La inversión responsable evalúa de acuerdo con los factores ESG (por sus siglas en inglés) o ASG —ambiente, sociedad y gobernanza— por sus siglas en español.
En muchas partes del mundo inversionistas profesionales y la ciudadanía en general están cada vez mejor informados y se han vuelto más exigentes sobre el impacto que tienen sus inversiones en empresas a través del impacto que estas empresas tienen en la sociedad:
Les preocupa por supuesto cómo son gobernadas las empresas. La mala calidad del gobierno corporativo ha sido una constante de todos los grandes escándalos corporativos, de Enron (2001) a Volkswagen (2015) Wirecard (2021) o FTX en fechas más recientes.
Los inversionistas también están preocupados por el impacto que tienen las grandes corporaciones en la sociedad: el modo en que tratan a sus trabajadores, a sus clientes y proveedores; por el impacto que tienen en las comunidades donde operan, y por supuesto por el impacto medioambiental.
En Latinoamérica nuestro principal reto es generar un sentido de urgencia, similar al que existe en otras latitudes. La madurez del mercado de inversionistas en LatAm no es la misma que en la de otros países.
En Japón o en Alemania, por ejemplo, los inversionistas incluyen dentro de su mandato de manera prominente requerimientos relativos al medioambiente, y piden también que se les ofrezcan productos que apoyen la transición energética y la descarbonización. En LatAm estas exigencias no son tan frecuentes. Incluso algunos inversionistas critican que los factores ASG pueden ser una distracción respecto a criterios más importantes orientados al rendimiento. Tal postura no considera que los riesgos medioambientales, sociales y de gobierno corporativo pueden afectar de manera directa y súbita la valuación de una empresa en caso de materializarse. La reciente caída de FTX muestra de qué manera se materializan riesgos muy evidentes de gobierno corporativo.
Otro aspecto importante en Latinoamérica es que la ciudadanía no exige a sus gobiernos con suficiente fuerza que atiendan el tema de la inversión responsable. Y por eso la regulación en temas de ESG en LatAm por lo general va a la saga de otras legislaciones en otras regiones.
En otras regiones las instituciones financieras y los fondos de inversión han tenido una actitud más reactiva que proactiva: han seguido las demandas de sus inversionistas y de la sociedad. En el caso de LatAm, curiosamente, nos corresponde a nosotros en el sector financiero ser uno de los líderes sociales que lleven el tema de la inversión responsable al centro de la discusión pública y de las políticas públicas. Como sucede en temas de finanzas personales o ahorro para el retiro, también en el tema de inversión responsable nos corresponde colaborar a sensibilizar a nuestros clientes, a la opinión pública y a la sociedad en general.