La Inversión Responsable (IR) se ha convertido en una fuerza transformadora en América Latina, donde las comunidades enfrentan desafíos únicos. Con más de 3.4 billones de dólares en activos sostenibles en 2022, según la Global Sustainable Investment Alliance, este enfoque demuestra que es posible generar rendimientos económicos al mismo tiempo que se protege el medio ambiente y se promueve el bienestar social.
La incorporación de criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) es fundamental. La mayoría de los fondos de capital privado en la región ya consideran estos criterios en sus decisiones. Esto indica que la sostenibilidad se ha vuelto una práctica tangible en el ámbito financiero.
La opinión de los consumidores también toma más fuerza. Un estudio reciente reveló que el 77% de los consumidores latinoamericanos cambiaría de marca si otra ofrece productos más responsables. Esto subraya la importancia de elegir aquellas que comparten nuestros valores y aspiraciones.
La digitalización está facilitando el acceso a inversiones responsables. En 2022, el mercado fintech en América Latina alcanzó los 75 mil millones de dólares. Estas plataformas brindan a más personas la oportunidad de participar en inversiones sostenibles, fomentando una cultura de transparencia.
El cambio climático es una realidad apremiante en la región. En años recientes, las inversiones en energías renovables aumentaron significativamente en la región, alcanzando más 30 mil millones de dólares. Cada avance en energías limpias es un paso hacia un futuro más sostenible y seguro.
Finalmente, la articulación y la colaboración es fundamental: uniendo esfuerzos, podemos transformar la perspectiva de la inversión y construir un futuro donde responsabilidad y rentabilidad coexistan, creando real valor para todos.
La inversión responsable es un llamado a la acción. Cada uno de nosotros, como consumidores e inversores, tiene el poder de influir en el futuro de nuestra región. Cada decisión cuenta, y juntos podemos crear un mundo mejor.