Los riesgos invisibles que ahora nos preocupan

2000 1125 Revista RS Edición 101

Santiago Bernal


Head of sustainable investing SURA Investments

Santiago ha trabajado en el mercado de capitales desde hace 10 años, especialmente en Colombia, pero también en investigaciones económicas desde Tailandia y Vietnam. Los últimos 4 años dedicó tiempo completo a la integración ESG en fondos de pensiones y hoy lidera la estrategia de inversión sostenible en uno de los gestores de activos más grandes de América Latina, Sura Investments. Por las investigaciones y avances realizados en Colombia fue considerado dentro del top 10 de líderes climáticos del sector financiero en el 2024 por la Iniciativa de Divulgación de Activos Climáticos de Colombia (CCADI).

En los años 90, mi colegio era uno de los muchos en Bogotá que estaban convencidos de que se debía hablar de cambio climático. De hecho, era la tendencia y un concepto de moda. Creo que no había un solo centro educativo que no mencionara el cambio climático o la pérdida de biodiversidad como uno de los grandes problemas del siglo 21.

Más allá de los concursos de reciclaje y las enseñanzas tediosas de biología, no había dimensionado realmente el problema que se nos vendría unos años después. Yo reconozco que era de esos niños que usaban el cambio climático para evadir clases y jugar con mis amigos.

Luego me gradué y me fui al mundo económico, me involucré en el mercado de capitales, viajé por el mundo y me di cuenta de que yo era un “bicho raro” porque le daba mucha importancia. De hecho, vi un gran porcentaje de colegas que no veían los temas climáticos como un problema real. Luego el tiempo me daría la razón. 

Cuando los mercados financieros ya estaban consolidados, surgieron unos riesgos que la gente no tenía ni cerca de entender. Todo era un tema de EBITDA y ventas, pero algunos problemas empezaron a salir a la luz:

  • Una empresa cosmética reportó mayores costos de producción ante una grave escasez de ingredientes naturales producto de la deforestación en Indonesia
  • Una farmacéutica no logró sacar un nuevo medicamento debido a la pérdida de especies vegetales en la Amazonía, las cuales son su materia prima principal.
  • Una empresa de bebidas azucaradas tuvo problemas crónicos de suministro de agua en India y eso resultó en el cierre temporal de algunas plantas.
  • Una empresa de café afirma que la calidad de su producto se ha caído en gran parte gracias a la perdida de diversidad genética y los cambios en las regiones
  • Incluso empresas de seguros que reportaron pérdidas gigantes gracias al aumento de eventos climáticos extremos, en parte atribuido a la perdida de manglares y arrecifes de coral en algunos lugares del Atlántico.

Y la lista sigue…

El problema era que la biodiversidad se estaba perdiendo y el clima se estaba volviendo cada vez más hostil. Eso afectaba directamente los estados financieros de las empresas y por ende las inversiones.

Yo, que ya llevaba algo de tiempo en los mercados de capitales, me parecía increíble que no se consideraran estos criterios al invertir. El simple hecho de considerar estos riesgos ya nos volvía mejores gestores.

Hoy en día hago parte de uno de los Asset Managers más grandes de América Latina, Sura Investments, y hemos diseñado una estrategia ASG que busca sostenibilidad, pero también rentabilidad. Es una estrategia ambiciosa que involucra 22 factores de riesgos y que seguramente sobrevivirá en el tiempo y nos dará mejores portafolios.

El foco principal es lograr portafolios no solo que sean resilientes a la posible pérdida de biodiversidad y otros asuntos climáticos, sino que aporten a su mitigación y logren un impacto positivo significativo.

Como seres humanos hemos logrado lo imposible, pero no hemos podido con el cambio climático y la pérdida de biodiversidad ¿Por qué si la solución ya está sobre la mesa, no se pone en marcha? ¿Por qué la temperatura sigue aumentando? ¿Es falta de voluntad? ¿Es un tema político? Son muchas preguntas

Luego de varios debates, no creo que sea falta de voluntad, más bien son ineficiencias de mercado. El mercado debe validar los proyectos y la efectividad de las leyes de sostenibilidad. Es la demanda del mercado lo que traerá una transición energética justa. Es la oferta de productos sostenibles lo que nos dará dulces salidas a muchas amargas dificultades.

Eso afortunadamente ya llegó. Los consumidores financieros son exigentes con las empresas que financian y la nueva generación ve en los asuntos climáticos un tema personal.

Con esta tendencia, han llegado nuevos inversionistas de impacto y capital con objetivos ambientales. Aunque los desafíos persisten y aún estamos lejos de un escenario ideal, hay un hecho indiscutible: el valor financiero debe prevalecer. Este equilibrio será clave para que las inversiones de impacto se conviertan en la próxima gran revolución. Los inversionistas institucionales, que administran pensiones y otros fondos, no pueden simplemente decir a sus afiliados: «sacrificamos tu rentabilidad por el impacto.»

Así, todos los actores del sector financiero —inversionistas, aseguradoras, gestores, fiduciarias, reguladores, entre otros— seremos responsables de desarrollar este mercado y alcanzar la tan esperada sostenibilidad de la que tanto se ha hablado.

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