En los últimos años, el sector privado se ha enfrentado a crecientes presiones por parte de inversionistas, reguladores, comunidades y otros grupos de interés para integrar principios de sostenibilidad en sus modelos de negocio y generar valor compartido en la comunidad, la economía y el medio ambiente. En este contexto, el sector financiero cobra un rol preponderante porque habilita el desarrollo, crecimiento y sostenimiento de empresas que pueden estar gestionando de manera incorrecta sus interacciones con la naturaleza e impactando la degradación de los ecosistemas, el cambio climático y las comunidades más vulnerables.
A nivel internacional se ha identificado que la pérdida de biodiversidad y la degradación del capital natural están estrechamente asociadas al cambio climático y a otras problemáticas como la pobreza, la desigualdad y la pérdida de oportunidades laborales. Por esta razón, un elemento fundamental para el sector privado es evaluar los impactos, riesgos, dependencias y oportunidades de sus operaciones para identificar posibles pasos a seguir que mitiguen la exposición y/o consecuencias relacionadas con estos asuntos.
Riesgos relacionados con la naturaleza del sector financiero
Uno de los desafíos más importantes que enfrenta el sector bancario en Latinoamérica es la identificación y gestión de los riesgos asociados a la naturaleza. Estos pueden clasificarse en tres categorías: físicos, de transición y sistémicos.
- Los riesgos físicos surgen de la degradación de los ecosistemas y la pérdida de los servicios ecosistémicos como la polinización o el control de plagas. Por ejemplo, la deforestación en Colombia no solo amenaza la biodiversidad, también puede tener un impacto devastador en sectores como la agricultura y el turismo, aumentando el riesgo de pérdidas financieras significativas para los bancos que los financian.
- Los riesgos de transición están relacionados con cambios en las regulaciones y preferencias de los consumidores hacia prácticas más sostenibles. A medida que más países adoptan políticas ambientales más estrictas, las empresas que no se adapten corren el riesgo de terminar obsoletas. Este riesgo es particularmente relevante en Colombia, donde el Gobierno Nacional ha empezado a implementar políticas más estrictas en temas de conservación, lo que podría afectar sectores como la minería o la producción agrícola intensiva.
- Finalmente, los riesgos sistémicos se derivan del colapso parcial o total de ecosistemas clave. La pérdida de bosques tropicales o la disminución de los recursos hídricos en el Amazonas, por ejemplo, podrían generar una cadena de impactos que desestabilicen economías locales y nacionales, afectando la estabilidad del sistema financiero de la región. En Latinoamérica, donde más del 60% del PIB depende de la naturaleza, estas amenazas son especialmente graves.
En Colombia, la degradación de la naturaleza impacta de manera desigual a las poblaciones más vulnerables, especialmente en áreas rurales y zonas de alto valor ecológico como la Amazonía y la región andina. Las comunidades locales, incluidos los pueblos indígenas, dependen directamente de los recursos naturales para su sustento. Por lo tanto, la degradación de estos ecosistemas no solo afecta el medio ambiente, también el bienestar social y económico de millones de personas. Además, la conservación de la naturaleza contribuye al desarrollo local y a la lucha global contra el cambio climático porque los ecosistemas actúan como sumideros de carbono. Por lo cual, contribuir a su conservación es una oportunidad fundamental para avanzar hacia una sociedad más sostenible y responsable.
Oportunidades emergentes e innovadoras para los bancos
Actualmente, las finanzas sostenibles ofrecen una oportunidad significativa para la innovación alrededor de la creación de bonos, créditos u otros mecanismos que contribuyan a la protección y conservación de la naturaleza. Los bancos tienen la posibilidad de liderar esta transformación, no solo financiando proyectos de conservación, también fomentando modelos de negocio que integren las interacciones responsables, conscientes y sostenibles con la naturaleza.
Según el informe del Foro Económico Mundial, La oportunidad económica de la naturaleza, se estima que las oportunidades económicas relacionadas con la biodiversidad y las soluciones basadas en la naturaleza podrían generar beneficios de hasta 10 billones de dólares anuales a nivel mundial y crear 395 millones de empleos para 2030. En Colombia, esto podría materializarse en préstamos e inversiones dirigidas hacia sectores como la agricultura regenerativa, el ecoturismo y la restauración de ecosistemas. La implementación de estas innovaciones ha empezado a materializarse en el país mediante alianzas como la anunciada en 2024 entre BBVA y CAF -Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe- que consiste en una línea de crédito de 50 millones de dólares destinada a la preservación de ecosistemas estratégicos de Colombia.
Iniciativas internacionales y su aplicación en Latinoamérica
Con el ánimo de contribuir a las evaluaciones integrales de los asuntos relacionados con la naturaleza por parte de sectores como el financiero, se han desarrollado varias iniciativas con lineamientos, buenas prácticas y métricas que permiten monitorear el estado actual y el avance de las acciones planteadas. Una de las más destacadas es el Taskforce on Nature-related Financial Disclosures (TNFD), publicado en 2023. Este busca ayudar a las empresas a reportar sus impactos y dependencias en la naturaleza de forma transparente. Asimismo, la Corporación Financiera Internacional (IFC) publicó en 2024 la Guía de referencia de finanzas para la biodiversidad que consiste en un marco detallado para guiar a los inversores en la identificación de proyectos y actividades que protejan, mantengan y mejoren la biodiversidad. Aunque la adopción de estas pautas en Latinoamérica ha sido lenta, su implementación es crucial para mitigar los riesgos mencionados y atraer inversiones internacionales a la región.
En Colombia, varios bancos han empezado a adoptar criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) en sus decisiones de inversión. Sin embargo, aún existe una brecha considerable en la implementación de estándares globales, y muchas instituciones siguen expuestas a industrias de alto impacto en la naturaleza como la minería y la agricultura extensiva. Así, es posible que en el transcurso de los próximos años los marcos, lineamientos y herramientas disponibles aumenten, tomando en consideración las lecciones aprendidas por parte del sector privado, las preocupaciones de los grupos de interés y la identificación de nuevos retos asociados a estos asuntos.
Conclusiones
El sector financiero en Colombia y Latinoamérica tiene una oportunidad única para liderar el cambio hacia una economía consciente de la importancia del capital natural, responsable en sus interacciones con la naturaleza y resiliente frente al cambio climático. Las iniciativas como la del BBVA y CAF demuestran que es posible e imperante avanzar hacia modelos que cuenten con un enfoque integrador entre la conservación de la naturaleza, la generación de desarrollo y la vinculación de las comunidades a estos proyectos. En este camino se requiere de constante innovación y colaboración entre los bancos, los gobiernos y las comunidades locales para asegurar que las inversiones no solo protejan la biodiversidad, sino que también generen prosperidad económica y social.
El futuro del desarrollo económico y el equilibrio de los ecosistemas en la región depende de la capacidad del sector financiero para reconocer el valor del capital natural y movilizar los recursos necesarios para su conservación. Las instituciones financieras que adopten este enfoque no solo mitigarán los riesgos asociados con la degradación ambiental, también se posicionarán para aprovechar las oportunidades económicas que surgen de la creciente demanda global por soluciones sostenibles.
Fuentes
- Banco Interamericano de Desarrollo (BID). “Capital natural en América Latina y El Caribe” (2019).
- CAF, “BBVA y CAF crean línea de crédito de 50 millones de dólares para preservar los ecosistemas estratégicos de Colombia” (2024).
- Deloitte, “How banks can help achieve nature-positive outcomes and preserve biodiversity” (2023).
- Deloitte, “Banking on Natural Capital” (2022).
- IFC, “Guía de referencia de finanzas para la biodiversidad” (2024).
- Foro Económico Mundial, «Scaling investments in Nature The next critical frontier for private sector leadership» (2022).