100 ediciones de la Revista RS

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VICTOR HUGO MALAGÓN BASTO


Socio fundador de MACA Consultores Asociados

Víctor Hugo Malagón Basto es un economista con una destacada trayectoria académica y profesional. Posee una amplia formación, incluyendo títulos en Integración en el Sistema Internacional, Acción Política y Participación Ciudadana, y un MBA. Su experiencia ha sido reconocida con premios y becas de prestigiosas instituciones internacionales. Además, es un colaborador habitual en medios de comunicación y ha sido editor y autor de diversos libros y artículos, especialmente en temas de sostenibilidad y responsabilidad social. Ha ocupado importantes cargos en diferentes organizaciones y ha sido asesor en asuntos públicos y relaciones corporativas para numerosas empresas y gobiernos. Además, es miembro de diversas juntas directivas, tanto de entidades públicas como privadas. Como socio fundador de MACA Consultores Asociados y docente en varias universidades, continúa contribuyendo significativamente al desarrollo académico y empresarial en Colombia.

Recuerdo como si fuera ayer, ese año 2010 en el que Erick Pichot e Irene Bello me honraron con su invitación a hacer parte del Comité Asesor de la primera revista especializada en temas de responsabilidad social y sostenibilidad. Una “quijotada” a la que me siento muy orgulloso de pertenecer desde entonces y de manera ininterrumpida. Recuerdo también la maravillosa idea de imprimir la revista en un formato novedoso y atractivo, con portadas meritorias de hombres y mujeres ejemplares en el mundo de la sostenibilidad no sólo por sus cargos o por lo que hacen sus organizaciones, sino sobre todo por su testimonio y su calidad humana.  Recuerdo incluso el aroma de esas primeras ediciones, ese olor inconfundible de las revistas impresas con esfuerzos adicionales en papel reciclado gracias al apoyo de Tetra Pak.

100 ediciones y 13 años después podemos detener el paso -siempre presuroso- mirar hacia atrás y celebrar el camino recorrido. Podemos constatar que aquella “quijotada” de Gatos Gemelos Comunicación ha hecho relevantes aportes a la discusión pública y a la evolución aplicada de la responsabilidad y la sostenibilidad en las organizaciones colombianas; podemos evidenciar que todos esos sueños e ilusiones se han convertido en realidades; que nuestras esperanzas de construcción de valor para nuestra sociedad, son hoy realizaciones; que el trabajo y la constancia de muchos equipos humanos, se han traducido en un exitoso modelo a emular.

Alguna vez, públicamente me atreví a decir algo que reitero hoy en estas líneas, he conocido muchos centros de pensamiento alrededor del mundo y todos ellos, sin excepción han creado una revista y/o publicación de análisis y divulgación de ciencia, ideas y reflexiones.  Pero sólo conozco un ejemplo en el mundo de una Revista que haya creado un Centro de pensamiento, como lo es la Revista RS que dio pie a la creación del Centro RS, bajo el liderazgo nuevamente de Erick Pichot y de Rafael Stand quien falleció prematuramente. 

Este invaluable esfuerzo humano, editorial, organizacional, social… realizado por un grupo de visionarios por 100 ediciones, cuyos aportes y reflexiones han evidenciado siempre un elemento fundamental para entender el presente y futuro de todas las organizaciones – independientemente de su sector económico, tamaño o actividad- una forma de hacer empresa que necesaria y casi obsesivamente se concentra en la creación de valor para todos los seres humanos desde lo económico, lo ambiental y lo social, basando las decisiones en la dignidad de esos mismos seres humanos, en otras palabras un modelo de responsabilidad y sostenibilidad empresarial.

Hace algún tiempo, como orador en los grados del Doctorado de Administración de mi querida Universidad del Rosario, llamaba la atención en que:

Todo el edificio conceptual de la administración contemporánea termina sustentándose en una visión humanista que pone la dignidad de la persona humana como centro de la reflexión y de las conclusiones de investigación. No en vano, cobra cada vez más fuerza esa concepción antropomórfica de las organizaciones que, por primera vez, valida y reconoce la dimensión emocional de las personas como la gran generadora de valor en las organizaciones de hoy. 

Permítame querido lector proponer unas aproximaciones sobre este tema de importancia fundamental en el desarrollo actual de las organizaciones y a cuya reflexión se han dedicado, de fondo, estas primeras 100 ediciones de RS, no sin antes celebrar el esfuerzo que representa esta publicación que recoge, de manera constructiva, la mayor y mejor comprensión de estos fenómenos que definen el ser y el quehacer de nuestras sociedades con miras al logro del desarrollo sostenible, en línea con la ambiciosa agenda global de desarrollo que nos marcan los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

No es una coincidencia, que el mundo de las organizaciones empiece, por fin, a valorar  la dimensión emocional, tanto de los seres humanos como de las organizaciones, entendiéndose como la principal fuente de creación de valor, un mundo empresarial cada vez más embebido en la lógica de la Responsabilidad Social y de la Sostenibilidad, entendida ya no como esa simple aproximación filantrópica de las empresas a ciertas comunidades en temas y acciones completamente ajenas a su propia cadena de valor, sino entendidas como un modelo integral de gestión de la organización que involucra, primero que todo, su propia cadena de valor – aquello que la organización dice hacer y dice saber hacer -, su equipo humano, su propio gobierno corporativo y por supuesto (como un componente, nunca como un todo) su gestión social y su gestión ambiental.

En esta misma línea de reflexión, podemos reconocer que actualmente inmersos en una realidad globalizada y globalizante, hemos venido presenciando el agotamiento de modelos tradicionales de producción. Este agotamiento ha provocado muchas transformaciones en el campo de los negocios, incluso en la terminología utilizada y en el lenguaje, a mi gusto la expresión más poderosa de la cultura empresarial. Y más recientemente con el predominio de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC´s) en los negocios y la profundización del valor en actividades de servicios y productos intangibles, y la irrupción de la cuarta revolución industrial caracterizada por el predominio del internet de las cosas, el big data, el blockchain y la inteligencia artificial, se ha completado el cuadro con una manera de ver la economía y los negocios.

De la misma forma aquel modelo original de competitividad, que indicaba que la empresa debía diferenciarse de sus competidores con base en criterios de precio o calidad, ha sido superado ampliamente por la búsqueda de competencias distintivas a partir de activos estratégicos (generalmente intangibles) y de competencias dinámicas en la organización quizás como la nueva y única fuente de ventajas competitivas sostenibles que le permitan a las organizaciones su sobrevivencia en el largo plazo. Esta nueva visión de la competitividad y la generación de valor radica profundamente en las calidades y competencias de las personas; al final la “persona grupal” se comporta como la persona individual a la hora de tomar decisiones y de procurar a través de ellas, lo mejor para sí, es por tanto un profundo ejercicio de ética empresarial.  Pero el saldo positivo en la cuenta de resultados no puede ser, de ninguna manera, la motivación principal de la vivencia de comportamientos éticos. Muchos de los modelos económicos propuestos hasta hoy han demostrado tender al agotamiento, ya que cualquier modelo en el que el relacionamiento con diversos y complejos grupos de interés se determine casi enteramente por los factores económicos, resulta contrario a la naturaleza de la persona humana, es por eso que recae sobre los dirigentes empresariales de hoy, la responsabilidad de liderar, diseñar y construir un nuevo modelo económico y social con claridad y respeto.