Por: Verónica Torres, Gerente de Sostenibilidad de la Cámara de Comercio de Santiago – Chile
Ingeniera Comercial de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Cuenta con más de 20 años de experiencia en empresas de servicios y especialmente dedicada a los temas de sostenibilidad. Actualmente desempeña el cargo de Gerente de Sostenibilidad de la Cámara de Comercio de Santiago A.G. en Chile
No hay dudas de que hoy, el éxito empresarial se determina por múltiples factores que van más allá de las tradicionales variables económicas. El desarrollo sostenible es el nuevo estándar para la empresa moderna, porque a través de sus prácticas es co-responsable de la sociedad que se quiere construir y porque además así lo exigen consumidores, comunidades, los propios colaboradores y de manera creciente los inversionistas y el sistema financiero… y por supuesto estas mejores prácticas también se deben ver reflejadas en las relaciones comerciales en la cadena de suministro y en la relación cotidiana con proveedores de bienes, servicios y contratistas, cuya vinculación es necesaria para la operación de cualquier organización.
Sin embargo, se observa que a nivel nacional, la gestión sostenible de la cadena de suministro, representa una de las materias con menor avance en la estrategia de sostenibilidad de las organizaciones, -salvo casos excepcionales- la gran mayoría recién está avanzando en la profesionalización, una mayor jerarquía en organigrama y la sofisticación de procesos de compras, al establecer políticas de manejo de proveedores o usando plataformas que otorguen mayor transparencia y sistematización de datos, por lo que aún falta mucho camino por recorrer y de acuerdo a una encuesta percepción empresarial desarrollada por la CCS, estamos en un nivel medio -bajo en esta materia.
El desarrollo sostenible es el nuevo estándar para la empresa moderna, porque a través de sus prácticas es co-responsable de la sociedad que se quiere construir y porque además así lo exigen consumidores, comunidades, los propios colaboradores y de manera creciente los inversionistas y el sistema financiero.
Por su parte, numerosos estudios señalan que, incorporar de manera creciente aspectos ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) en la relación entre mandantes y proveedores otorga una serie de ventajas tales como: prevención de riesgos operacionales y reputacionales; reducción de costos e interrupciones en la cadena de suministro y acceso a mercados más exigentes, haciendo la cadena de suministro más robusta, ágil, responsable y transparente.
En materia regulatoria el año 2023 entrará en vigor la nueva Ley europea de debida diligencia en la cadena de suministro para prevenir violaciones de los derechos humanos y cumplimiento de estándares medioambientales. La normativa se aplicará en todos los países europeos y obligará a realizar controles estrictos de las redes de suministro, por lo que esta normativa también traccionará la adopción de mejores prácticas de proveedores europeos provenientes de cualquier rincón del mundo.
En este contexto, la invitación es a “poner bajo la lupa” nuestras cadenas de suministro y resolver rápidamente los temas higiénicos como son la segmentación de proveedores, políticas de pago, transparencia en licitaciones, formalización contractual, mecanismos de comunicación y resolución de controversias, entre otros, que nos permita cimentar un nuevo nivel en las vinculaciones entre empresas y construir relaciones equilibradas, justas y colaborativas entre socios comerciales que nos permitan avanzar aceleradamente hacia un encadenamiento sostenible que aporte al desarrollo global.