Por: Amalia Sepúlveda, Líder Regional de Cadena Abastecimiento en Epiroc – Colombia
Profesional en Relaciones Económicas Internacionales y Especialista en Gerencia Logística. Cuenta con más de 15 años de experiencia laborando en compañías multinacionales para las áreas de Transporte, Compras, Comercio Exterior, Inventarios y Trade Compliance. Actualmente se desempeña como Líder Regional de Cadena Abastecimiento en Epiroc para la región CVCA (Colombia, Venezuela, Central América, Caribe, Guyana & Surinam).
El objetivo marco de una cadena de abastecimiento sostenible es minimizar el daño ambiental de factores como el uso de energía, el consumo de agua y la producción de desechos, mientras se tiene un impacto auténtico en las personas que intervienen en los procesos productivos y operativos, protegiendo además los intereses de inversionistas y grupos de interés.
Mientras que la gestión de la cadena de suministro en el pasado se había centrado en la velocidad, el costo y la confiabilidad de las operaciones, los objetivos de sostenibilidad de la cadena han evolucionado y ahora se han agregado el de defender los valores ambientales y sociales, e incluir en los pronósticos de demanda los nuevos desafíos que el mundo propone; situaciones denominadas cisnes negros, hablando específicamente del reciente COVID-19. Es así como la cadena de suministro sostenible implica desarrollar estrategias de mitigación a problemas globales como el cambio climático, la seguridad del agua, la deforestación, los derechos humanos, las prácticas laborales justas y la corrupción.
Son las empresas multinacionales con áreas atentas a estos objetivos de sostenibilidad y cumplimiento quienes van jalonando el mercado hacia procesos más sanos y beneficiosos con el medio ambiente, a través de exigencias de realizar programas o iniciativas de sostenibilidad a proveedores. Se trata de un fin loable, pensado en las futuras generaciones. Sin embargo, en este objetivo altruista algunos se preguntan cómo materializar esa visión a un proveedor pequeño sin la infraestructura de envergadura que tienen las compañías grandes.
La cadena de suministro sostenible implica desarrollar estrategias de mitigación a problemas globales como el cambio climático, la seguridad del agua, la deforestación, los derechos humanos, las prácticas laborales justas y la corrupción.
Usualmente los emprendedores o empresas micro o medianas no tienen experiencia ni recursos dedicados a la sustentabilidad, desconocen las prácticas y regulaciones sociales y ambientales aceptadas y, a fin de mantenerse en el mercado, se ven abocados a cumplir estrictas exigencias para vincularse como proveedor, que a su vez son implementadas por las grandes empresas con el objeto de mitigar repercusiones implícitas de hacer negocios con un proveedor. Este es el pan de cada día de sectores como el petrolero y minero en los que he visto como proveedores de nivel inferior en programas sostenibles van siendo relegados en las contrataciones. ¿Cómo abordar esta inequidad?
Las conclusiones de la investigación “On the Riskiness of Lower-Tier Suppliers: Managing Sustainability in Supply Networks”, desarrollada por Verónica H. Villena y Dennis A. Gioia (publicadas en el Harvard Business Review March–April 2020), sugieren que idealmente las corporaciones multinacionales utilicen una combinación de enfoques (directo, indirecto, colectivo y global) para fomentar prácticas sostenibles en todas sus redes de suministro.
No podría estar más de acuerdo en que estos desafíos requieren un trabajo colaborativo y es aquí cuando las grandes corporaciones deben dedicar sus esfuerzos a generar los espacios de formación y apalancamiento a los pequeños empresarios, apoyándose en los proveedores medianos ya comprometidos y propositivos, para hacer de esta forma un efecto cascada de iniciativas, y constituyendo clusters de sostenibilidad. En beneficio a estos compromisos, la gran corporación puede otorgar premios de sostenibilidad a los proveedores líderes de línea media, contratos a largo plazo y estatus preferencial, a quienes presenten sus resultados de acompañamiento y asesoría a microempresas y emprendedores.
¿En qué beneficia esto a la gran empresa? Tener la oportunidad de identificar las conexiones e interdependencias en sus redes de suministro, incluidas las del nivel inferior, que en general son las menos visibles en las contrataciones, y trabajar con los principales proveedores para implementar programas personalizados de mitigación de riesgos donde sea necesario.
Las empresas se han dado cuenta de que el riesgo en la continuidad de su negocio con interrupciones climáticas extremas y una creciente escasez de recursos, la necesidad de paridad y condiciones de trabajo justas y lidiar con el contexto político y social de los países, es una prioridad que ya no está en las altas esferas globales, y que deben actuar desde Macro a Micro. La sostenibilidad de la cadena de suministro beneficia no solo a las compañías y a sus grupos de interés, sino también a la sociedad en general, siendo este manejo un pilar indispensable en el plan estratégico de las compañías.